miércoles, 11 de octubre de 2023

Libro Doce igual a Uno.

 

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Introducción.

Este libro nació de la necesidad de unificar un lenguaje a nuestro Ministerio. Comenzó con un seminario que fue ministrado para el equipo de 12, y que tomó proporciones mayores, llevándonos a extenderlo a todos nuestros discípulos.

Espero que sea  una bendición para su vida y para su  ministerio, así como ha sido para todos nosotros, nuestro Ministerio Generando Vidas, pues hemos logrado un crecimiento extraordinario. Todo a partir de la conciencia de que un equipo de 12 es el sistema de gobierno más extraordinario que tenemos hoy para la Iglesia de Jesucristo.

El modelo de 12 fue desarrollado por el mismo Dios, desde la fundación del mundo, cuando el  Señor estableció 12 horas para gobernar el día y 12 horas para gobernar la noche, 12 tribus de Israel, 12 meses del año, 12 puertas de la nueva Jerusalén, 12 perlas, una para cada puerta,  etc.

Este libro no tiene la intención de agotar el tema, ni tiene la intención de hacer un manual de cómo formar un equipo de éxito, mas tiene la intención de ser una herramienta para aquellos que, de corazón, quieren tener un equipo de 12 consolidado y conquistado.

La formación de un equipo de doce depende mucho de la dedicación del líder, depende totalmente de su decisión. Cuando queremos algo con todo nuestro corazón, nos encontraremos personas que están dispuestas a seguirnos.

Un equipo de 12 es la  manera más eficiente de establecer un gobierno de la iglesia, es algo que Dios hizo para estos últimos días, y ha traído consigo una reforma en la manera de gestionar la eficiencia y multiplicar la calidad.

Cuando oímos hablar de la Visión Celular, pastoreábamos en Manaus. Al principio la gente iba para un “Encuentro con Dios”, y rechazábamos la idea. En realidad, yo, en mi religión, no aceptaba el hecho de que una persona que ya había aceptado a Jesús, no tuviese un encuentro con Él.

Cuando supe que la Visión Celular estaría conformada por  12 discípulos, que estos serían los líderes de la Iglesia y que a su vez  liderarían 12 cada uno, que serían 12 líderes más y serían infinitamente multiplicados… confieso que en mi corazón sentí una opresión. Era un sentimiento de temor, si uno de los “12” decidía  irse, él tendría mucha influencia en la iglesia, y ciertamente tomaría toda su generación. Mi temor era que hubiese  una división en la congregación.

Es interesante saber cuánto de egoísmo tenemos en nuestros corazones. En aquella época teníamos más de 150 personas frecuentando la iglesia y yo me  estaba preocupando, no con el crecimiento del Reino, mas con la pérdida que pudiera tener. Yo estaba con miedo de perder lo que aún no poseía.

Esto no es muy agradable de relatar, pero es extremadamente necesario, porque hemos encontrado muchos líderes que no se desatan porque tienen miedo a  la conquista. En realidad ellos no han ganado, y tiene miedo de perder lo que aún  no tienen. Tenía esta sensación en mi corazón. Fruto de la vieja estructura.

Es muy difícil romper con esas viejas estructuras del alma, de aceptar una nueva manera de ver el Reino. Hoy en día vemos a muchos líderes que en el pasado “demonizaron” la Visión, hombres influyentes, que hoy necesitan tragarse las palabras  precipitadas que han emitido en nombre de su “fe”.

Con certeza, esos líderes influenciarán a muchos para que no aprendan sobre el mover que Dios estaba y está liberando sobre su iglesia en estos tiempos. Aceptar lo que es nuevo es difícil, más tenemos que tener una postura de analizar, orar, procurar saber lo que Dios está haciendo, para que no nos encontremos luchando contra Dios.

Debemos seguir un sabio consejo de Gamaliel, Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles,  y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres. Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersa dos y reducidos a nada”. (Hechos 5:34-36)

Cuando se nos presenta algo que no conocemos, no debemos criticar. La verdad debemos orar y pedir discernimiento a Dios. Pienso que esa es una de las mayores barreras que ha impedido a líderes de diversas denominaciones, en todos los lugares a desatarse de todas sus cadenas. Ellos juzgan lo que no saben y condenan lo que no se les ha revelado.

Al descubrir la Visión, intentábamos adaptarla a nuestra manera de trabajar, y resultó un fiasco. Ganábamos mucho, mas perdíamos también. Muchos quieren adaptar la Visión, queriéndose “proteger” de una posible traición. Otros consideran que el Encuentro es una bendición y que las células son una buena herramienta de conquista, sin embargo creen que pueden utilizarlas a su manera; y eso no funciona.

La verdad, algunos líderes que son como yo era, tienen miedo del crecimiento de un discípulo, miedo de lo que pueda acontecer en su “reino particular.”  Algunos hasta terminan por matar los sueños de un discípulo por causa de su inseguridad. Cuando ven que alguien está sobresaliendo más que los demás, que está creciendo, sienten temor de perder el amor del rebaño, miedo a que el discípulo  pueda ser más amado que él. Yo sé lo que estoy afirmando, pues viví eso. Sé lo que significa ser cercenado cuando se está ganando y conquistando, y sé lo que es sentir inseguridad.

Cuando supe de la estructura de la Visión, sentí  miedo, pero gracias a Dios que tuvo misericordia de nosotros, de hecho, de mí, porque todo se centraliza en el líder y era justamente yo, el obstáculo de la multiplicación de nuestro ministerio.

 

Estoy convencido de que  un líder es responsable por todo lo que acontece en su organización, responsable por aquellos que están bajo  su liderazgo. En nuestro caso, habíamos crecido, mas no nos habíamos multiplicado, porque crecer es una cosa y multiplicarse es otra.

 

Cuando una iglesia crece, es muy dependiente de su líder, necesita de la presencia constante de éste. Cuando la iglesia se multiplica, deja de ser un lugar de muchos seguidores y pasa a ser un lugar de multiplicadores.

 

Los seguidores siguen a su líder, los multiplicadores multiplican la visión del líder, ellos reproducen aquello que reciben.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 1

 

El líder y el arte de conquistar.

 

Nuestro ministerio nació un 13 de agosto de 2000. Fue un parto doloroso, pues, la última cosa que yo quería en el mundo era ser fundador de una iglesia. Pero las circunstancias nos llevaron a salir, y nos fuimos y estábamos bajo la bendición, porque después de la construcción de iglesias, la jubilación, trabajar incansablemente desde hace 16 años bajo los auspicios de una organización, que tuve que abandonar.

 

Cuando usted tiene un llamado de Dios, aunque el enemigo intente todo por acabar con usted, su llamado siempre hablará más fuerte en su corazón.

 

Recuerdo que al entregar el templo que fue construido con muchas lágrimas y sudor, con una congregación y 16 años de dedicación pastoral, fue un tiempo de angustias… pero Dios, nuestro Dios, nos sostuvo, y nació nuestro Ministerio Generando Vidas; nació debajo de un árbol. Después de cuatro años, contábamos con un grupo de aproximadamente 150 personas, estábamos dejando el alquiler de un salón de baile para una tienda de campaña.

 

Llevamos los discípulos para un Encuentro con Dios. Fue un momento muy lindo,  mi Equipo y yo pudimos ver que el Encuentro no era nada de aquello que habíamos pensado.  El Encuentro, que antes fue rechazado por mí, se torno en una herramienta de gran valor. Entonces vinieron las persecuciones… fueron tantas que sería necesario escribir un libro para contarlas.

 

Fue bajo  mucha lucha que fuimos reafirmando y estableciendo el Reino. Sin embargo, el temor a dar la posición de liderazgo a los 12 discípulos y que algunos de ellos crecieran y traicionarán al ministerio, el cual yo pensaba era mío,  impidió que absorbiésemos la Visión completa.

 

Hicimos Encuentros, Reencuentros, Escuela de Líderes. Pero la Visión todavía no había entrado en nosotros. Nosotros todavía no habíamos sido absorbidos por la  Visión. Porque hay una gran diferencia entre entrar en la Visión y que la Visión entre en usted. Podemos caminar en una estrategia sin ser absorbidos por ella.

 

Cuando entramos en la Visión, aprendemos métodos, prácticas. Más, cuando la Visión entra en nuestros corazones, cuando somos absorbidos por la Visión, nosotros la recibimos como una revelación de parte de Dios y no como un simple método de crecimiento.

 

En 2005 asistí a un Congreso de Rescate de la Nación  en Puerto Seguro. Me encontraba afectado por la malaria, que había contraído en Manaus, razón por la cual acabé participando en una conferencia apenas, allí los médicos habían diagnosticado la enfermedad en el hospital. Fue un momento notable, primero a causa de la fiebre de 40º y los dolores de cabeza fortísimos, y después porque a partir de aquel Congreso, la Visión entró en nuestro corazón, y fue en ese mismo año cuando nació la estrategia del Mover Celular Fruto Fiel.

 

El Apóstol René nos ministró en un hotel de la ciudad, entonces todo comenzó a cambiar. Fui tratado en mi alma, comencé a frecuentar las Reuniones de 12 que son realizadas en Manaus, e implantamos el Fruto Fiel en nuestro Ministerio.

 

Es interesante resaltar que estábamos deseosos en conquistar, fuimos enseñados que, para implantar el Mover Celular, deberíamos tener todas las mañanas dos horas de oración en el  Templo, ministrar la cena para todos los participantes y también consagrar una ofrenda. Eso durante 12 semanas.

 

Llamé a los discípulos y establecimos el Fruto Fiel. Determinamos que la iglesia permanecería abierta las 24 horas, y que cada discípulo permanecería responsable por una hora, todos los  días, durante la noche. Y todas las  mujeres esposas de los 12 de primera generación, estarían orando durante el  día. Cubrimos las 12 horas de la noche y las 12 horas del día.

 

Yo me ofrecí para orar en las horas en  que ninguno pudiese o quisiese. Cuando hacemos las cosas dirigidos por Dios no podemos volver atrás, aunque el precio sea alto. Recuerdo que mi horario fue de dos horas hasta las tres de la madrugada. Conmigo, mis discípulos también sufrieron por 90 días. Teníamos ojeras, muchas de esas madrugadas fueron debajo de lluvias intensas, porque dicen que en Manaus, durante seis meses llueve todos los días y los otros seis meses llueve todo el día.

 

 

Estableciendo el Fruto Fiel.

 

Una vez por mes, en un culto específico, los 12 presentaban sus generaciones. Era común ver discípulos encontrándose corriendo de arriba para abajo, y de abajo para arriba por las calles de la ciudad.

 

En una reunión de 12, algunos se quejaron de que estaban cansados y que era una pesada carga. Ellos preguntaban si era posible hacer el culto de Fruto Fiel cada tres meses,  a causa de todo lo que implicaba la logística,  (el líder presenta su generación y los frutos que gana durante el mes los cuales deben estar uniformados con camisas del mismo color,   globos, banderas etc.) Como nuestra generación aún no estaba consolidada, era una lucha que asistieran todos al culto.

 

Confieso que en ese momento  sentí pena por el cansancio de ellos,  sin embargo mantuve mi postura. Me pidieron entonces que fuera cada dos meses… conversé con ellos, los convencí que es mejor para nosotros mantener una posición. En otro tiempo yo daría una orden, mas estaba aprendiendo que un verdadero líder no impone una Visión, él convence a sus discípulos de aquello que es mejor. Yo los oí y luego puse mis resoluciones.

 

Después de la reunión ellos estaban convencidos de que había un precio que pagar para la conquista. Que no sería más difícil que pasar 90 días durmiendo poquísimas horas por la noche,  como fue la oración del reloj.

 

Hoy tenemos Fruto Fiel de generaciones. Cada 12 presenta su generación una vez por mes. Tenemos Fruto Fiel de Redes de Hombres, Redes de Mujeres, Redes de Jóvenes, y ahora estamos presentando la 2ª generación de 12, de los 144.

 

Mis 12 ya realizan Fruto Fiel de sus generaciones,  y nuestros 144 presentan las generaciones de ellos. Hoy tenemos generaciones macro, y 144 generaciones menores, eso por ahora.

 

Nuestro Fruto Fiel es una fiesta de conquista. Nosotros celebramos la conquista que hemos alcanzado, y en el día de la presentación ganamos más, una multitud que vienen para participar. Esa estrategia vino del cielo.

 

Una vez por año nos reunimos como  MIR (Ministerio Internacional de Restauración), en el Centro de Convenciones de Manaus, y presentamos todo nuestro ministerio. Ese es el Fruto Fiel anual, que acontece en el Congreso Internacional de la Visión Celular; en ese Fruto Fiel todo nuestro Ministerio viste con los colores de la bandera de Israel, pues ese es nuestro color.

 

Actualmente, refiriendo a este 2010, alquilamos 117 autobuses para transportar nuestras generaciones. Pero cada año se multiplica. Espero que un día, en el Congreso o en Porto Seguro de Manaus, los estados se presenten con sus respectivos colores y camisetas así como las naciones se presentan en Jerusalén por la ocasión de la fiesta de los Tabernáculos, cuando en un día especial, todas las naciones realicen una marcha, con banderas, bocinas, camisetas con los colores de su nación. Es muy lindo. El Fruto Fiel de las naciones. Un día ese Fruto Fiel estará delante del Señor, cuando todas las naciones se presenten.

 

Hemos dado libertad de conquista a nuestros discípulos, no los obligamos a caminar con nosotros, mas tenemos un Equipo comprometido con la alianza. Pienso que la decisión de dar libertad a los discípulos  enseñándoles a ellos que  no son obligados a caminar con nosotros en nuestra conquista, ha hecho que la caminata sea establecida en amor, y esto  genera una mayor productividad en las células y la conquista de las generaciones.

 

Para que una conquista sea establecida en la Visión, es necesario que los 12 mantengan una fuerte alianza con el líder, ellos no son obligados a caminar con él, ellos caminan porque su corazón ya fue conquistado y así como el corazón del líder tiene que estar con los discípulos, el de ellos también con el del líder.

 

 Nuestra alianza es una alianza de amor, de compañerismo. Es una fidelidad de ellos conmigo, y mi fidelidad con ellos es algo que ha hecho la diferencia. Una de las cosas más importantes que aprendí, y trato de enseñar a los discípulos,  es que no somos dueños de la iglesia. Esto evita que pierda mi tiempo preocupándome de si alguien desea salir del ministerio, por ejemplo.

 

Estamos juntos en una conquista sobrenatural porque la base de nuestra unidad  es el amor que tenemos y que permanece en nuestras decisiones. La verdad es que yo digo públicamente que si alguno de los discípulos se quiere ir, no necesita irse secretamente. Yo no me lo voy a comer. Ellos son libres para decidir el camino que quieran tomar.

 

Después  de ser Pastor  por más de 20 años, hoy  digo que sé lo que es tener el placer de pastorear. Sé lo que es tener un Equipo de éxito. Doy a mis discípulos el derecho de escoger, y nunca maldije a nadie porque no quisiera andar conmigo en alianza. Por el contrario, de corazón los bendigo, sobre todo a aquellos que, de alguna manera, pienso que están mejor lejos de nosotros que cerca.

 

Es interesante como todo pastor recibe con alegría un discípulo que se dispone a incorporarse a  su ministerio, más cuando alguien se quiere salir, es tachado de rebelde, de traidor. Algunos líderes piensan que han hecho un sacrificio mayor que el Señor Jesús por sus discípulos. Piensan que son dueños del rebaño. Debemos ser ejemplo al rebaño y no dueños de ellos. Jesús nos enseñó que debemos apacentar a sus ovejas, no capturarlas. Así como recibimos aquellas que vienen a nosotros, así también debemos liberar aquellas que se quieren ir. “Apacentad la grey de Dios  que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.” (1Pedro 5:2-3).

 

Nunca retuve ningún discípulo, mas tampoco nunca perdí un grupo. Siempre que alguien decidió irse,   gracias a Dios fueron pocos hasta hoy, lo he permitido y los he bendecido.

Cuando se tiene una persona al lado en contra de su voluntad, si tienen la oportunidad le enseñarán a otros a no estar de acuerdo con usted. Claro que ningún líder es feliz si algunas de sus ovejas se van a otro rebaño, más así como usted aceptó a otra oveja que vino de otro rebaño, así debe proceder con aquellas que quieren salir.

Hoy vemos líderes inmaduros que piensan que son dueños de la vida de las personas, le quieren decir al discípulo con quien se debe casar, y con quien deben hacer sus vidas. Ese es un terreno muy peligroso, pues si usted no tiene la certeza que la dirección que usted está dando viene del Señor, si Dios no habló con usted realmente, por más que usted diga que su posición es cierta, nunca diga que fue Dios quien habló, cuando en verdad es una opinión suya.

Haga lo que el Apóstol Pablo dijo cierta vez: Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. (1Corintios 7:12). Pablo separó lo que él estaba diciendo de aquello que había dicho el Señor. Por supuesto que entendemos que lo que Pablo dice viene del Señor. Lo que no podemos decir es que el Señor  habló, cuando en verdad es nuestra opinión.

Algunos líderes se sienten responsables por el rebaño. Y eso es bueno. Más eso no da el derecho a ninguno de ellos a pensar  que son dueños de la vida de alguien.

Para tener éxito necesitamos tener un buen Equipo. No un equipo coaccionado, debajo de opresión por parte del líder, mas sí un Equipo que tenga alianza. Un Equipo de éxito no nace del día para la noche. Se necesita  tiempo e inversión.

Nuestra conquista ha sido cada vez mejor y eso se debe a que tenemos un Equipo de éxito. El éxito que hemos experimentado viene de la dedicación que el Equipo ha demostrado. Hoy soñamos con una multitud y ya vemos a esa multitud llegando. Realmente la Visión funciona, es como dice nuestro mentor, Apóstol René Terra Nova: “La Visión funciona para aquellos que trabajan en la Visión”.

Formar un Equipo de 12 no es una tarea fácil. Los verdaderos líderes no son hechos como abrir el grifo del agua, no son instantáneos; demanda tiempo. Tengo absoluta convicción en mi corazón que el trabajo de un líder, que tiene como objetivo ser un conquistador sin límites, éste, debe capacitar a su Equipo.

Sus Discípulos siempre serán parecidos a usted.

Formar un Equipo es liderar a líderes. Es formar capacitadores  de opinión. Es reproducir su carácter en sus discípulos. El problema es que si su carácter todavía no está en sintonía con los principios bíblicos de la palabra de Dios, usted formará líderes igual a usted.

Los discípulos reproducen lo que usted hace, y no lo que usted habla, por más que usted hable, ellos harán aquello que vieren en usted. Muchos líderes quieren que sus discípulos salgan a la conquista más ellos mismos no quieren ir. Ellos quieren que los discípulos oren, ellos no oran.

Un gran error de muchos líderes que quieren tener una conquista cada vez mayor, es  que colocan su objetivo en la multitud. Y el objetivo debe ser colocado en la formación de sus 12 discípulos, porque cuando ellos están formados como líderes, también formarán la misma cosa. Y así tendremos una multitud de discípulos.

Formar a los 12 es una tarea que  requiere trabajo, y es necesario el relacionamiento, ellos necesitan conocer el carácter de su Discipulador, porque ellos pueden no aprender mucho de lo que usted enseña, pero pueden aprender todo sobre su modo de vida, en sus gestos. Una verdad, es que su carácter es la mejor herramienta de conquista.

Debemos guiar el rebaño de Dios siendo ejemplo para ellos.

Una de las frases que más me impactó cuando comencé a asistir a las reuniones de Pastores de MIR fue: “¡La iglesia no crece, quien crece es el líder!”. Desde entonces, comencé a investigar  el tema, y es el pensamiento actual entre los instructores de liderazgo, que si el líder no crece, no hay crecimiento en la organización.

En una época difícil de la creación de la Visión en el Brasil, algunos dirigentes, que son íconos de esta nación, estaban criticando la Visión, yo  oí de un líder muy conocido decir que nuestra capacidad de liderazgo era de 300 miembros, y que eso  tendríamos.

El renombrado líder, a pesar de haber sido muy infeliz en muchas de sus declaraciones, estaba en lo cierto. Eso me hace entender que necesitamos crecer interiormente para que la Iglesia crezca, yo tengo que crecer como líder.

Cada persona tiene un nivel que alcanzar de capacidad en su liderazgo. Hoy no caminamos más solos, mas compartimos liderazgo con otros líderes que nos ayudan a gerenciar una multitud. Aunque yo creciera mucho como líder, y pudiera ampliar mi capacidad de liderazgo, nunca alcanzaría mi objetivo de tener una multitud. Sería imposible apacentar una multitud incontable yo solo. Entendí que necesitamos formar líderes.  Si en vez de formar una organización con 300 seguidores, usted forma 12 líderes que formen otros, usted conseguirá una multitud. Es así de fácil.

 

 

 

 

 

 

 

 

Capitulo 2

Diferencia entre Ganar y Discipular.

En el principio de nuestro ministerio pastoral, yo quería ganar muchas almas para Cristo. Yo salía a evangelizar por el barrio, y comencé a ganar muchas vidas. Yo presentaba el plan de salvación y después hacia el llamado. No importaba donde estuviese, fuese en un autobús, en el trabajo, en la calle… yo percibí que eso no era todo, a pesar de ganar a muchos. Lleguè a establecer ganar una vida por día. Mas las vidas se perdían por falta de discipulado.

Si usted gana una vida por día, usted ganará 365 por año. Mas si usted discipula  cuatro vidas en un año, forma 12  en tres años, y después en tres años más para formar los otros 12 de la segunda generación (144), más tres años para formar los 12 de la tercera generación (1728) etc. Usted ganará más que si fuera una por día.

Nos damos cuenta de que ganando una vida por día, teniendo cuidado que ninguno se pierda, podemos tener  un crecimiento enormemente superior que con el discipulado, convirtiéndose en un crecimiento explosivo. Mas, por experiencia propia también podemos percibir que los discípulos que están en formación, ya comienzan a ganar vidas.

Es necesario tener paciencia para que el proceso funcione, no podemos abandonar los objetivos por causas de las dificultades del comienzo. Este proceso lleva tiempo en el inicio, pero trae grandes conquistas, y eso nos mantiene en el objetivo de  proseguir. 

En el Ministerio establecimos al principio un plazo de tres años para la formación de un Equipo, porque fue así con Jesús, y también ha sido así con n0s0tr0s. No quiero afirmar que usted pasará tres años con apenas 12 personas, y seis años con 144. Los discípulos van a ser multiplicados, pero la formación de un líder toma tiempo.

Algo es cierto: no se preocupe por la multitud, ¡vendrá! ¡Preocúpese por su Equipo! Ocúpese de sus 12.

Hoy nuestra realidad es que estamos trabajando por consolidar las multitudes de miles de miles que Dios ha confiado a nuestro Ministerio. Realizamos reuniones con ellos en Equipo de 12, en las células, Encuentros de la Visión, Congresos, Seminarios y otras actividades. Todo lo que hacemos es para aumentar nuestros vínculos y hacer a los discípulos más fuertes,  preparados y asistidos por medio de las generaciones. Trabajamos sin perder nuestro foco en la formación de los 12.

Usted necesita enfocarse en la formación de los 12, y después en la formación de los 144, ayudando a sus 12 de la primera generación a formar la generación de ellos, que es la generación de 144. De esta manera, es cuestión de tiempo para que las multitudes vengan.

Vuelvo a reiterar que usted no debe estar preocupado por conquistar una multitud, sino en formar su Equipo. Un Equipo bien formado traerá una multitud de discípulos.

Necesitamos establecer objetivos y proseguir a alcanzarlos. Aprendimos que el que no sabe para donde va, no puede llegar a ninguna parte.

Nuestras reuniones de 12 son altamente estratégicas, además de promover la comunión y fortalecer el Equipo, nosotros establecemos objetivos, trazamos estrategias para consolidar la conquista. Y realmente estamos viviendo un tiempo de conquista, más no siempre fue así, recuerdo  haber ministrado un encuentro para 12 personas, y eso tras preparar una estructura para más de 50 personas. Pero nunca dejamos de hacer un encuentro por causa de poca asistencia. Nadie alcanza éxitos por renunciar a causa de las dificultades.

Uno de los momentos más decisivos con respecto al encuentro, fue cuando la iglesia paró de organizar los encuentros, para que cada generación organizara el suyo. Por lo que el 12 de la segunda generación se desarrolló mucho más.

Uno de nuestros problemas como líderes, es que no queremos dar responsabilidades a los discípulos, porque pensamos que no están preparados. Necesitam0s creer que Dios los va a usar.

Hoy hacemos encuentros prácticamente todas las semanas.  Y estamos diseñando para que a partir del 2011, los encuentros pasen a ser ministrados por las segunda generación de 12, lo que ya está empezando a acontecer. Hoy ya tenemos 12 de la segunda generación ministrando los Encuentros de su generación.

Toda conquista está íntimamente relacionada con el líder de su Equipo. El líder es el espejo en el cual los discípulos se miran. Quien tiene un Equipo consolidado solo necesita ministrar la unidad y diseñar los objetivos que deben ser  alcanzados.  

Necesitamos soñar alto, y creer que nuestros sueños serán establecidos por el Señor. Las personas sólo seguirán verdaderos líderes que hacen hervir la sangre a través de los sueños.

La formación del Equipo de 12

Formar un equipo de doce no es una tarea simple. Las personas tienen sus particularidades,  y sus personalidades.  Es necesario tener un objetivo y buscar todos los medios para lograrlos. Hemos establecido objetivos para cada generación. Mantener el enfoque en el objetivo es la única manera de alcanzarlo.

Algunos piensan que formar un equipo de excelencia es darles muchos estudios bíblicos. Claro que el conocimiento es muy importante, mas si fuese así sería fácil. Bastaría con tener sólo una buena escuela y listo. Mas no es así.

Formar líderes es forjar en ellos el carácter de Cristo.  Y sólo puede hacer eso quien tiene el carácter de Cristo impreso en su vida. El carácter es más necesario que las habilidades, más importante que el carisma natural, más importante que los dones. Ese debe ser nuestro norte a la hora de escoger un Equipo, pues el conocimiento se adquiere con los estudios; los dones los da el Espíritu Santo, pero el carácter es una decisión del discípulo.

 

El carácter ajustado a la palabra de Dios es la herramienta que multiplica

Es necesario tener paciencia con los errores comunes que los discípulos presentan al inicio de su formación. Muchos se frustran en la Visión porque no tienen la paciencia para esperar el crecimiento del Equipo. Hay un proceso que requiere inversión del Equipo y paciencia para entender el momento de cada uno.

Cuando estudiamos el Equipo de Jesús, nos damos cuenta que el maestro tenía mucha paciencia, imagine usted que el apóstol Pedro que fue uno  de los primeros discípulos del Señor durante su estadía aquí en la tierra, después de enseñar tanto en el día que el Señor fue detenido, sacó su espada y le cortó la oreja de Malco. Yo me pregunto ¿qué hacía Pedro con una espada después de tanta enseñanza? Pedro que en un momento era exaltado por el Maestro debido a una palabra, y en otro momento era reprendido por otra palabra.

 En Mateo 16, encontramos estos dos momentos en un solo capítulo. Verso 17: Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos… Verso 23: Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

Necesitamos conocer que los discípulos tienen niveles diferentes de crecimiento espiritual entre ellos y de ellos para nosotros. Aquel que comenzó la obra todavía no ha terminado.

Formar líderes no es fácil, no es simple, más es lo que mejor podemos hacer para tener multiplicación en nuestros Ministerios.

 

 

Capítulo 3

Mantener la unidad del Equipo.

La tarea principal de un líder es tener un Equipo y mantener la unidad de ese Equipo. Y no dejar que la unidad de éste se pierda durante la conquista, porque si eso acontece, el rendimiento se ve comprometido.

Cuando meditamos sobre la unidad de la Iglesia, tenemos en mente toda la multitud. Mas al analizar detenidamente la estrategia de Jesús, percibimos que Él dirigió esa palabra específica sobre un grupo (Juan 17:11). Ella no fue dirigida a una multitud, mas sí a un grupo de 12 hombres, los 12 discípulos de Jesús. Esa fue la última oración sacerdotal de Jesús registrada en el evangelio de Juan. Con certeza esa fue una oración de mucha relevancia para nuestro conocimiento, acerca de la formación  de un Equipo de 12.

Imagine si usted tuviese que pasar por todo lo que Jesús pasó y que iría para el cielo junto con su Padre, y este sería su último momento visible en carne y hueso con su Equipo. ¿Qué pediría en oración? ¿Cuál sería su intercesión?  Ciertamente tendría numerosos pedidos. Pensaría en dotar a los 12 de una capacidad sobrenatural, mas eso Jesús sabía que lo tendrían, cuando recibieran el poder del Espíritu Santo.

Jesús intercedió por un área de difícil conquista, Él sabía que si en esta área los discípulos estaban totalmente de acuerdo, nada sería imposible para ellos. Jesús pidió por la unidad de los 12. Él no estaba direccionando esa oración a una multitud, mas sí a su Equipo de 12. Él oró con dedicación. Jesús no pidió prosperidad, Él pidió la protección de la unidad de los 12.

Estoy convencido que una verdadera conquista viene por la unidad del Equipo. (Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Juan 17:11).

La oración de Jesús era para que sus discípulos fuesen uno. Jesús sabía que para que ellos fueran verdaderos conquistadores, necesitaba haber entre ellos unidad, ellos necesitaba ser uno.

Ser uno con el Equipo no es tan simple, es necesario entender que ese es un comando, un mandamiento del Señor Jesús. Eso no es optativo, pues si usted no consigue amar a su hermano al que usted ve, ¿cómo amará a Dios a quien no ve? Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? (1Juan 4:20).

Amar a su hermano depende de una decisión suya. Queremos que nuestros discípulos sean unidos, pero nosotros no hacemos nada para estar unidos con nuestros hermanos del Equipo. Si 12 son tan unidos hasta el punto de ser comparados con UNO, ellos serán reconocidos como discípulos de Jesús.

Si la unidad no fuese una situación que necesitara de oración, Jesús no tendría que haber suplicado al Padre para que sus discípulos fuesen unidos.

La unidad de los 12 trae una conquista sobrenatural, porque Dios manda la bendición cuando hay unidad. “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
Habitar los hermanos juntos en armonía!  Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna”.(Salmos 133).

El arma que Satanás usa para retener la bendición e impedir la conquista, es causar división entre los 12. Los 12 son un gobierno. Cuando los doce oran por alguna cosa, el poder es liberado.

Cuando los 12 son desunidos, ellos debilitan la conquista. El poder de Dios no puede ser liberado. Por eso Jesús oró al Padre para que  guardasen la unidad y que fueran uno. En realidad, Jesús oró para que la desunión, la intriga o la contienda no viniera en el medio de los 12.

Es muy común encontrarnos discípulos que no consiguen interactuar con el resto del Equipo, normalmente ellos tienen muchos argumentos para justificar su posición, pero nada se sostiene ante la verdad bíblica, que nosotros sólo seremos reconocidos como discípulos de Jesús si nos amamos unos a otros.

Jesús sabía que si ellos, los 12 Apóstoles, fuesen UNO, no habría impedimento para que conquistasen todo lo que planearan. “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”. (Mateo 12:25).

Subsistir significa mantenerse, y cuando una división entra en medio de los discípulos, cuando cada uno quiere hacer carrera “Solo”, cada uno su reino particular, la conquista es comprometida. Una división impide la consolidación de una conquista y trae pérdida.

Cuando vemos una gran conquista, por detrás siempre hay un gran líder y un gran Equipo. Todos hemos visto grandes conquistas ministeriales, y que con el paso del tiempo se evapora porque el equipo se desunió. Grandes Ministerios ya se rompieron porque la unidad fue perdida. Si el Equipo pierde la alegría de estar juntos, cada uno se preocupa por su conquista particular, y por eso se desenfoca.

El trabajo de un líder más allá de entrenar el Equipo, es mantener la unidad e interactuar en unidad. Cuando el Equipo de 12 es unido en torno de un ideal, en un solo objetivo, no existe impedimento para que la unción sea liberada.

No hemos de pensar que porque ya tenemos un Equipo de 12 discípulos establecido, nuestro trabajo ya terminó, que ahora podemos descansar  y aprovechar la vida. Necesitamos entender que la ruptura de la unidad trae devastación del Reino. Jesús dice que la desunión traería una devastación.  La desunión es como un tsunami en el Reino de Dios.

Mantener la unidad no es una cosa simple, es renunciar a los derechos y saber perdonar. Cuando permitimos que Satanás siembre desunión en nuestro corazón, estamos cometiendo el pecado, pues nuestro Señor luchó por la unidad del Equipo.

Una vez la madre de dos discípulos de Jesús, los hijos de Zebedeo, llegó ante Jesús y le pidió que sus hijos se sentasen  al lado de Él, uno a la derecha y el otro a la izquierda. Los otros diez se indignaron y disgustaron porque cada uno de ellos tenía el mismo derecho.

Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.
Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,  y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (
Mateo 20:23-28).

Quien quiera ser grande, sea siervo de todos, así como Jesús vino para servir, nosotros también debemos servir a nuestros hermanos. Esa fue una enseñanza para los 12. Nadie debe querer ser mayor que su hermano. Incluso si recibe una responsabilidad mayor, debe servir más. Pues así como Jesús tuvo toda autoridad dada por el Padre, el sirvió a sus discípulos, y Él enseño que deberíamos hacer así los unos con los otros.

Jesús dio prioridad por mantener la unidad entre sus discípulos. Él llevaba sus 12 para lugares donde podían quedar solos, y allí ministraba al corazón de ellos. Debemos hacer igual, necesitamos de tiempo a solas con nuestros discípulos.

El líder no puede dejar que el activismo  involucre a todo el Equipo y que no tengan tiempo para estar juntos. El trabajo del líder es mantener la unidad del Equipo. No dejando que espíritus malignos venga trayendo desunión, pues eso debilita la conquista.

Es muy común tener entere los miembros del Equipo xzcx     un sentimiento como los hijos de Zebedeo. Ellos quieren saber quién tiene más influencia como líder. A quién el líder oye más. ¿Quién no quiere una posición de honra? ¿Quién no quiere ser honrado por el Maestro? ¿Quién no quiere sentarse al lado de Él?

No es errado querer crecer, no es errado querer más influencia. Jesús no condenó, sino les enseñó el camino para el crecimiento, el camino de la honra.

Servir

“Quien quiere ser grande, sea el siervo de sus hermanos”

Ser servidor trae crecimiento de honra. Si queremos tener una gran pesca, debemos entender que una gran pesca exige la cooperación de todos. Cuando Jesús enseñó sobre una gran pesca, Él dijo el lugar donde deberían arrojar las redes  y vino llena de peces, más ellos tenían que ayudarse unos a otros a tirar las redes y a separar los peces.

Debemos cooperar unos con otros para que nuestra pesca sea sobrenatural. El diablo nos tienta a pecar en todas las áreas, así como intentó con Jesús. Él  aprovecho que tenía hambre e intentó decir que si Dios estaba con  él, entonces podría transformar las piedras en pan, así saciaría su hambre.

Satanás quería poner a Jesús contra el Padre, el intentó ir contra la unidad entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Lo  imagino siempre queriendo lanzar  discordia entre nosotros, quebrando la unidad, pues la unidad trae la gran conquista. Cuando los 12 están unidos, una unción de lo Alto es liberada, pues el Espíritu Santo actúa con libertad.

Muchos Equipos de 12 están impidiendo al Espíritu Santo actuar, pues mantienen rencor en su corazón, estando contaminados por el diablo. No son capaces de perdonar y de vivir en unidad. Sus corazones están llenos de razones contra sus hermanos. Una raíz de amargura entró.

Es necesario liberar el corazón perdonando al hermano, y pedir perdón a Dios, porque cuando dejamos que la amargura entre en nuestros corazones, nos estamos contaminando y  hacemos llorar el corazón del Padre.

Todos aquellos que son padres y tienen más de un hijo nos ponemos tristes cuando nuestros hijos están desunidos, cuando ellos no se aman como deberían. La alegría de un padre es ver a sus hijos alegres y unidos.

El amor cubre todas las faltas. Imagine si pudiésemos vivir en el Reino y tuviésemos cuestiones pendientes entre nosotros. Satanás sabe dónde atacar, y siempre ataca al Equipo causando desunión.

¿Usted ya percibió que no es difícil amar a sus discípulos? Ellos son como los hijos, así como nos dan problemas, así mismo los amamos. Tampoco  es difícil amar al Discipulador, él es como el padre. Perdonar a un discípulo o perdonar al Discipulador no es tan difícil, mas resolver las cosas pendientes con los hermanos del discipulado y los otros hermanos del Equipo, no es tan simple.

Es muy común  ver a los líderes que predican la unidad, más ellos mismos no son unidos entre sí. Predican que sus discípulos necesitan ser unidos, más ellos dan ejemplo diferente. Cuando somos desunidos, dejamos que una flecha del infierno nos llegue. Pasamos  a ser instrumento del maligno e impedir la unción de Dios.

Jesús dijo que los 12 serían reconocidos como discípulos de Él si se amasen. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. (Juan 13:35).

Muchos son los problemas que pueden causar la desunión en el Equipo, más no podemos permitir que ninguna raíz de amargura brote en el corazón de nuestros discípulos, y que ellos se alejen los unos de los  otros.

En el inicio de la Visión, en nuestro Ministerio, nuestras reuniones del Equipo de 12 eran muy desalentadoras,  eran reuniones que realizaba porque sabía que tenía que reunirme semanalmente con ellos. Yo era un líder que ponía metas y exigía al Equipo los resultados, yo no era un líder motivador. No obtenía los resultados que  soñaba y si lo conseguía era bajo  mucha presión y frustración.

 Algunas reuniones de 12 son desgastantes y frustrantes,  en lugar de motivar a los discípulos, de estimularlos a la conquista, éstas eran reuniones de presentación de informes, de cobros, no traían resultados prácticos, no añadían nada.

Las reuniones de 12 deber ser relajantes, alegres, ungidas. Ellas deben promover la unidad y la conquista, deben estimular a los 12 a obrar recíprocamente en la unidad, cooperando unos con otros.

Las reuniones deben promover la unidad del Equipo, estimular para una nueva conquista, alertar los peligros que rodean al líder, ministrar una palabra de conquista, de unción. Porque muchos discipuladores sólo cobran, sólo exigen. Y su fin es un resultado desastroso. Cuando un discípulo es amado, valorizado, estimulado,  produce más, corresponde mejor. Para acusar ya existe el enemigo, para liberar palabras de opresión ya existe el mundo. El líder debe traer el bálsamo para sus discípulos. Jesús hacía así, Él estimulaba a sus discípulos.

Debemos promover el amor entre los discípulos, debemos luchar contra la desunión y la falta de perdón y en consecuencia, la falta de amor.

El amor trae reconocimiento  que somos discípulos de Jesús. ¿Quiere ver su Equipo crecer? Cuando no hay contiendas entre los 12, cuando los 12 están en armonía, el amor entre ellos es evidente. La  unción es sobrenatural.

 

Si no conseguimos amar a nuestros compañeros de Equipo, cómo podremos amar a nuestros enemigos, ¿Cómo podremos ser comparados con el Padre,  el Hijo y  el Espíritu Santo? La oración de Jesús fue para que ellos fuesen UNO, como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son UNO.

Necesitamos entender que no podemos dejarle brechas a Satanás para que entre en nuestro Equipo. Usted no puede ser un canal para el enemigo. Usted tiene que ser un canal para el Espíritu Santo promoviendo la unidad en el Equipo.

Me gustaría despertarlo ahora a pensar ¿de quién usted ha sido canal? La manera que usted  se comporta con respecto a sus compañeros de Equipo, así es como su Equipo se comportará, pues es lo que usted ha sembrado. ¿Cómo quiere que su equipo se comporte?

Una vez Ester, mi esposa, estaba orando por su Equipo. En la oración ella pidió a Dios que diese a sus discípulas la alegría de tener un Equipo como el suyo, que manifestaran el mismo respeto que sus 12 profesaban  hacia ella como discipuladora, como líder. En fin, que recogiesen lo que estaban sembrando.

La oración era en forma de agradecimiento, pues su Equipo se comportaba muy bien. Eso hizo reflexionar el corazón de algunas de sus discípulas,  que después de recapacitar, vinieron y pidieron perdón por faltas que no fueron tomadas en cuenta, pero aún así, no querían tener discípulas iguales a ellas.

Usted tendrá discípulos iguales a usted, es la ley de la siembra. Muchos quieren discípulos fieles, dedicados, puntuales, no obstante ellos mismos no quieren sembrar eso. Algunos 12 están hablando mal de sus compañeros de Equipo, permitiendo así que Satanás encuentre brechas por causa del malestar entre ellos, y la unción permanece comprometida.

El pecado entró en el corazón y permaneció allí, se saludan unos a otros, parece que todo está bien, pero en el fondo existen diferencias. Usted está siendo instrumento del maligno para impedir la acción del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no actúa en quien esté en desobediencia a la palabra.

Hasta nuestras ofrendas deben ser guardadas en el Altar hasta que resolvamos nuestras diferencias, “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”. (Matero 5:23-24).

Observe que Jesús resalto “Hermano” y no padre, madre o hijo, Jesús dice: “si usted tiene alguna cosa contra su hermano” Esto es porque nuestras disputas son generalmente con nuestros hermanos.

Dios no quiere que sus ofrendas queden sin respuestas, pues para Dios la unidad es más importante que la prosperidad. Porque la unidad trae bendición para siempre. La unida trae conquista. Cuando los 12 son UNO, todos prosperan.

Los 12 son un Equipo, son como un tiempo, si alguno falta, el tiempo sufre. Si alguno intenta seguir sólo, todo el Equipo pierde. Un Equipo de 12 es como un batallón en una guerra. Es necesario que estén unidos para que la conquista sea establecida.

La estrategia del Mover Celular Fruto Fiel es fantástica, ella muestra la conquista, estimula al líder a crecer. Mas no podemos permitir que se formen  12 Iglesias dentro de una sola. No podemos dejar que sean como 12 fracciones. Somos un Equipo, la belleza de la conquista está en la unidad.

Cuando dejamos que la amargura, la ira, el enojo entre en nuestro corazón, dividimos el Equipo y entristecemos al Espíritu Santo. Pues cuando existe contienda entre dos del Equipo de 12, los otros toman partido y cada uno escoge el lado en que quiere estar, eso  afecta al Equipo y la unidad es perdida. Y entonces entristecemos al Espíritu Santo.  Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.(Efesios 4: 30-31).

Cuando la unidad es rota, es necesario  ir hasta el hermano o la hermana, y arreglarlo. Necesitamos traer la unidad de vuelta, y así hay liberación de unción y liberación del Espíritu Sant0. Usted es responsable por la liberación de unción o por el bloqueo de ésta. Un reino dividido no se sostiene. Somos llamados a ser un Equipo en unidad, 12 igual a uno.

La Biblia dice que debemos soportar a los más débiles.

Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,(Efesios 4:2).

Soportar es dar soporte, ayudar, tener paciencia con el hermano que es más débil. Cuando queremos ser unidos como Jesús enseñó, nosotros tenemos que controlar nuestra carne, saber soportar y perdonar con amor a nuestro hermano. Nadie es más próximo que nuestro hermano de Equipo. Debemos ser socios de una conquista, y no líderes aislados de otros, no debemos ser partidistas y provocadores.

Cuando detectamos en el Equipo a alguien que no cuadra con la unidad, necesitamos tratar con ese discípulo y enseñarlo a integrarse. Y si no hay respuesta satisfactoria debemos confrontarlo, y si es necesario migrarlo para la generación de uno de sus discípulos, pues generalmente cuando no consigue integrarse con otros tampoco consigue conquistar, y la unidad del Equipo debe ser preservada. La preocupación de Jesús fue la unidad de sus 12, para no comprometer la conquista.

En nuestro Ministerio ya migramos discípulos que no desataban, a pesar de haber invertido en ellos  igualmente que en los otros. Ellos continúan debajo de nuestra cobertura, pero en el Equipo de un 12 de la 1era generación, y algunos conquistaron más de esa manera.

Yo pienso que si Jesús estuviese entre nosotros el día de hoy, su mensaje  todavía sería el mismo, pues necesitamos entender que el verdadero amor cubre todas las transgresiones. Entonces debemos perdonar a nuestros hermanos que todavía no tienen el entendimiento abierto para esta unidad.

Es muy fácil perdonar a aquellos que no conocemos bien, aquellos que no conviven con nosotros. Por ese motivo, Jesús se  preocupó por la unidad de los hermanos que están cerca, porque el comportamiento humano no cambió y es el mismo hasta hoy. Cuando estamos cerca unos de los otros pasamos a conocer las virtudes y defectos de cada uno, por eso hallamos dificultades en perdonar a los hermanos del Equipo. A menudo nos sentimos desanimados en tratar con algún hermano de gobierno por causa de su manera de actuar, su personalidad. Nosotros pensamos que no vale la pena intentar porque él no va a cambiar. Eso es un engaño, pues Jesús nos enseñó a perdonar a nuestros hermanos. El perdón no tiene límites, es setenta veces siete.

El siete es el número de la perfección, entonces es la perfección setenta veces. No es solamente 490, a pesar de encontrar que 490 es un número bastante grande. Perdonar es ilimitado. La unidad debe ser mantenida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 4

Los 12 son cobertura unos de los otros.

Cuando estamos formando un Equipo de 12, necesitamos enseñarles que cada uno debe ser cobertura uno de los otros. Cuando estamos en una batalla necesitamos tener cobertura, sino, moriremos en la batalla.

Es necesario que nuestra unidad este perfecta para que el enemigo no nos alcance. Nadie debe ir para la guerra con personas que no luchan unas por las otras.

En una batalla, cuando los soldados están en las trincheras y el enemigo está apuntando en contra, es necesario que alguien dé debida protección, para que el otro pueda buscar mejores posiciones y luego golpear al enemigo.

Cuando un soldado recarga el arma, el otro dispara insistentemente contra el enemigo para que  no tenga tiempo de llegar a su compañero. Ahora imagine que éste no le dé la debida cobertura,  ambos se verían afectados.

Los 12 deben dar cobertura unos a los otros, para que el enemigo no les alcance. Cuando vamos a entrar en el territorio del enemigo, cuando vamos  a ministrar en un lugar que sabemos que es un terreno minado, lugar en el que Satanás tiene dominio, nosotros necesitamos cobertura en oración de nuestros hermanos de Equipo. Son los 12 que dan protección unos a otros.

Un general no va a la trinchera, más los soldados van y se ayudan. Cuando un soldado es herido, los otros lo protegen y lo toman del frente de la batalla para que pueda ser tratado. En la Visión Celular de la Iglesia en células en el Modelo de los  12, quien hace esto son los hermanos del Equipo de 12.

Los 12 deben protegerse unos a otros.

Cuando Jesús envió a sus discípulos para el campo, Él los envió en grupos y nunca deberían ir solos, sino de dos en dos. “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros SETENTA, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir”. (Lucas 10:1).

Ellos deberían ir de dos en dos, porque es necesario que alguien dé cobertura, nadie debe ir solo, ninguno debe hacer “carrera solo.” Tenemos que batallar en Equipo. Cuando los discípulos fueron, Jesús quedó y trajo protección en una esfera mayor, Él protegió los discípulos de las potestades de los aires. “Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.” (Lucas 10:18).

Jesús bloqueó a Satanás cuando vio al Equipo haciendo la obra de Dios. Mas en el campo ellos necesitaban unos de los otros. Ellos no podían estar divididos. Cuando el Equipo está unido, la conquista es mayor. “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. (Eclesiastés 4:9-12).

El pago (conquista), es mayor cuando trabajamos en Equipo. El enemigo no puede resistir, si uno se cae, el otro lo levanta, si tiene frío, los otros le calientan, si alguien nos enfrenta, venceremos porque estamos unidos. Nadie detendrá nuestra unidad, nadie podrá hacer resistencia a nuestra conquista. Trabajamos en Equipo. Cuando usted no trabaja en Equipo, usted está contrario a la voluntad de Dios.

Hay discípulos que cuando salen de nuestro equipo se convierten en una bendición, porque su corazón no estaba con nosotros, ellos traían conflictos entre los hermanos del Equipo, pero a veces tenemos que lidiar con algunos discípulos que son buenos, pero que han sido contaminados por una palabra.

Cuando usted tiene un discípulo que no se desata de ninguna manera, y usted caminó con él todas las millas que pudo, y Jesús dice que deberían ser dos millas, y aún así no cuadra en el Equipo, es porque existen argumentos en  su corazón.

Cuando usted tiene un discípulo que no sale del desierto, vive en una lucha constante, sale de una pelea y entra en otra, pero usted sabe que ese discípulo no vive en pecado declarado, e incluso es un discípulo de oración, converse francamente con él, porque alguna cosa en su corazón impide la unidad.

La desunión destruye el Reino de Dios. Jesús dice que un reino dividido es devastado, arrasado, destruido, destrozado. Dios nos colocó en un Equipo para que  tuviésemos amigos que nos protegieran de los enemigos. Amigos que irán a protegernos cuando estuviésemos en batalla.

Existen amigos de Ministerio, colegas de Equipo, socios de conquista, que protegen nuestras cosas, que no aceptan acusaciones en contra nuestra. “Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos.” (1Timoteo 5:19).

David conquistó porque tenía un Equipo de éxito, el tenia un Equipo que se protegía. “Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!  Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para JEHOVÁ.” (2Samuel 23:15-16).

Los tres hombres valientes de David  irrumpieron en el campamento del enemigo con éxito, porque se protegían, ellos se guardaban  las espaldas unos a otros. No podemos actuar de manera diferente, nos debemos proteger. Lo que más entristece a un padre es la desunión de sus hijos. Y Dios es nuestro Padre, Él tiene placer en bendecir nuestra unidad. La conquista no tiene sabor y no tiene la misma dimensión cuando existe la desunión.

Debemos alegrarnos con las conquistas de nuestros hermanos, pues es también nuestra conquista, porque somos un Equipo. No somos divididos. Somos un  Equipo.

El lema de los soldados es no dejar ningún compañero atrás, incluso si está herido el compañero debe cargarse. Cuando un amigo del Equipo es herido, si éste se cae, es común ver que los otros lo critiquen, juzguen y hasta lo desprecien. Mas la biblia dice;  Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” (1Corintios 10:12).

Debemos ayudar a nuestros amigos de Equipo, debemos dar cobertura espiritual a ellos y nunca abandonarlos a su propia suerte.

 Cuando David estaba persiguiendo el ejército de los amalecitas, ellos encontraron a un soldado que estaba abandonado porque estaba enfermo. “Y hallaron en el campo a un hombre egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y comió, y le dieron a beber agua. Le dieron también un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas. Y luego que comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches. Y le dijo David: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba yo enfermo.” (1Samuel 30:11-13).

Nosotros no somos como los amalecitas, que abandonan a aquellos que están enfermos. David cuidó de aquel hombre egipcio que era esclavo de uno de los amalecitas. Con certeza, el hombre había servido a su señor por muchos años, mas ahora por estar herido, fue dejado atrás. David alimentó al egipcio y cuidó de él, entonces éste pasó a integrar el ejército de David, y lo guió  hasta donde estaban los enemigos; después de haber sido cuidado fue de gran ayuda.

David no lo obligó, tan sólo preguntó si podía guiarlos. Él consintió, más pidió que no le entregase en manos de  su antiguo dueño. Eso porque a nadie le gusta ser abandonado y despreciado.

Sus discípulos se van a tratar de la misma manera que usted trata a sus amigos de Equipo. Usted tiene un Equipo, mas usted también es parte de un Equipo. Aquello que usted siembra, usted cosechará.

No podemos entrar en el territorio del valiente y saquear su casa, sin antes amarrar al valiente. “Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa.” (Marcos 3:27).

Cuando vamos a entrar en el territorio del enemigo, necesitamos  oración de cobertura, y quien hace esta oración son los compañeros de equipo, ellos  atarán con nosotros al hombre fuerte.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 5

Un Equipo Modelo.

Fuimos llamados para ser un Equipo Modelo, nuestros discípulos se reflejan en nosotros. De la manera como actuamos, así ellos actuarán. Si nosotros somos unidos ellos serán unidos; si nosotros somos divididos, ellos serán divididos.

“Y será el pueblo como el sacerdote; le castigaré por su conducta, y le pagaré conforme a sus obras.” (Oseas 4:9).

Jesús se preocupó por formar un Equipo Modelo, Él quería que sus discípulos fuesen como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, un Equipo unido.

La verdadera conquista sólo acontece cuando somos unidos. No podemos hacer una reunión de Fruto Fiel cada uno en particular en su conquista, eso no le agrada a Dios. Si no conseguimos ser unidos entre nosotros, que somos amigos, que somos hermanos, imagine si podremos amar a alguien de afuera.

La Visión Celular no tiene divisiones, somos una sola iglesia. Debemos ayudarnos unos a otros. Cuando usted encuentra un discípulo de otra generación, o incluso que pertenezca a otro ministerio, debe cuidar de él si es necesario. Porque somos muchos batallones, pero somos del mismo ejército. Nuestro Comandante es uno solo.

El ejército tiene batallones y compañías, mas el ejército es el mismo. Así somos nosotros. Somos varios Equipos de varios Ministerios, mas un solo ejército. Debemos ayudar a consolidar los discípulos, no importando de cual generación o ministerio sean. Ese cuidado no nos da el derecho de convidarlo a ser parte de nuestro Equipo, pues sería antiético. Es como un acto de traición a nuestro compañero de Equipo. Y no debemos permitir que nuestros discípulos hagan lo mismo, pues estaríamos sembrando contiendas.

Usted debe curar las heridas, y promover el regreso del discípulo a su rebaño, de su generación. Recordando siempre que somos un solo Equipo, y que estar en la generación de otro es  la misma cosa. Pues existen discípulos que confunden nuestra ayuda con una invitación.

Es falta de ética y así mismo una falta de respeto, convidar discípulos de otros equipos como parte de nuestro equipo, ya que estos son parte de nuestros hermanos de gobierno, como así mismo, hermanos de otros ministerios para que estén con nosotros. Eso  puede generar divisiones en el equipo del cual usted es parte. Muchas veces los discípulos están siendo tratados por el líder, pero no quieren aceptar el tratamiento. Entonces optan por buscar otro líder que les pase la mano por la cabeza,  y no corregir su postura.

Algunos discípulos cuando quieren salir de la cobertura  no tienen la valentía de decirle a su Discipulador, vienen y dicen que fueron convidados para ser parte de otro equipo. La disculpa pudiera ser que su esposa o esposo pertenece a otro equipo, y por eso están siendo presionados a cambiar de Discipulador.

 También puede suceder que un líder presione. Eso es completamente errado. No debemos presionar a ninguno, cuando un discípulo de otro nos busca pidiendo ir para nuestra generación, debemos decirle  que somos un solo equipo, y  buscar a nuestro compañero de equipo y relatarle lo que está sucediendo, pues toda historia tiene tres lados. El lado del que cuenta primero; el otro lado de aquel que cuenta después, y la conclusión de aquel que está oyendo.

Nuestra postura debe ser que nuestro Equipo no puede ser divido nunca. Nuestra conquista depende de nuestra unidad. Debemos ser un Dream-Time un Equipo Soñado. Nuestras diferencias no deben impedir nuestra unidad. Debemos soportar las dificultades unos de los otros. Cuando dejamos que nuestras diferencias estorben la unidad, le estamos dejando brechas al enemigo y entristecemos el corazón del Espíritu Santo.

En el libro de salmos, en el capítulo 133, el Señor nos muestra que la unidad trae una bendición para siempre, es una unción que desciende de una manera rebosante.

Vivir en unidad significa perdonar, significa aceptar nuestras diferencias.  No podemos escoger ser amigos de aquellos que más se parecen a nosotros, eso no es unidad, eso es acepción de personas. Muchos discípulos prefieren andar con aquellos que son más parecidos a ellos. Y eso no es unidad. Sea sembrador de amistad y compañerismo.

La alegría de un padre es ver a sus hijos unidos, y  la alegría de un líder es ver  sus discípulos en unidad y en conquista. Tampoco debemos permanecer con diferencias con un amigo del Equipo. Si un discípulo nuestro resolvió ir para otro equipo de uno de nuestros hermanos, sea para acompañar a la esposa o al esposo, sea porque no quiso caminar más con nosotros, no podemos crear contiendas. Lo importante es que nada nos lleve lejos el uno del otro.

Para mantener el Equipo unido debemos compartir unos con otros, debemos estar atentos a las necesidades de nuestros amigos de Equipo. Si es preciso debemos pedir cobertura de oración, debemos orar unos por los otros. “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” (Santiago 5:16).

La oración de un compañero de Equipo tiene un peso muy grande, pues Dios ama la unidad, y si tenemos culpas debemos confesarlas unos a otros.

Imagine un Equipo unido, orando unos por los otros, compartiendo y no dejando ninguna raíz de amargura brotar en el corazón y contaminar el Equipo. Esta es la voluntad de Dios: LA UNIDAD.

Hoy podemos ver que la Iglesia de Cristo se encuentra mucho más unida. Los líderes están siendo más tolerantes unos con otros. Hay más cordialidad entre los pastores. En el pasado eran muy distantes, las iglesias competían entre sí. Los  líderes impedían la comunión de sus discípulos con los de otras denominaciones. Muchas veces hasta de la misma denominación.

Hoy podemos ver una gran comunión entre las iglesias y también entre los líderes, salvo algunas excepciones, mas Dios está realizando un mover de unidad nunca antes visto en nuestra nación. Hoy la iglesia conquista mucho más. La unidad trae la conquista.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 6

Las heridas que impiden el relacionamiento (convivencia).

Toda herida causa dolor. El dolor es una defensa del organismo. El dolor impide que nos autodestruyamos, ella muestra dónde algo está errado, dónde existe una enfermedad.

Existen dolores que causan más sufrimiento que otros. Existen dolores que causan que nos paralicemos. Mas, de todas las formas de dolores, el dolor físico no siempre es lo peor que nos puede acontecer, existen muchos dolores que no se manifiestan físicamente, son dolores de la mente, dolores del alma.

Los dolores del alma ponen límites a las personas, y tratándose del Equipo de 12, el dolor en el alma impide que muchos discípulos se integren a un Equipo, porque fueron heridos en el pasado por un hermano, por alguien que debería ser un amigo.

Existen algunos discípulos que no se entregan al discipulado, que no tienen comunión con sus hermanos de Equipo porque las heridas del pasado, aunque hayan sido olvidadas, causan un bloqueo en sus emociones. Ellos no consiguen relacionarse con el líder, porque fueron heridos por su padre o por su madre y no consiguen relacionarse con sus hermanos, porque el alma realiza una transferencia de sentimientos de rechazo, dolor y tristeza.

Muchas veces el discípulo ni siquiera  sabe  porqué tiene esa dificultad de relacionarse. Es necesario orar al Espíritu Santo para que Él revele lo que está escondido, ya que eso hace que el discípulo se estanque.

            Las personas que fueron heridas no consiguen confiar en nadie; siempre piensan que otros no están siendo sinceros en sus sentimientos; piensan que es un fraude y que el otro está tratando de tomar ventaja de alguna forma. Es una carga que llevan y que les impide ser felices.

            Quien nos hiere es, generalmente, a quien amamos. Pues quien no es íntimo no tiene interferencia en nuestro corazón, por tanto no nos pueden herir. Mas aquellos que amamos son los que nos pueden herir, y es a ellos a quienes  Satanás usa para herir nuestro corazón, para herir nuestra alma.

            El diablo sabe que un alma herida está herida y encerrada. Existen muchos discípulos que están  bloqueados en el tiempo; fueron heridos y no supieron lidiar muy bien con eso y, por esa causa, quedaron presos en el tiempo.

            Una conquista está comprometida cuando estamos presos en una situación. Muchos ni saben que están presos, mas saben que algo está errado.

            En toda historia bíblica nos encontramos ejemplos de personas que fueron heridas por aquellos que debían ser sus protectores.

Abel

         El primer homicidio que ocurrió en la tierra fue cometido por un hermano mayor. Y todos sabemos que un hermano mayor debe cuidar al menor. Mas la envidia entró en el corazón de Caín, cuando vio al hermano menor, Abel, ser bendecido. Fue un sentimiento terrible, tan avasallador, que Caín resolvió matarlo.

            Caín estaba sufriendo porque no podía soportar ver al hermano que vino después de él ser bendecido y hallar gracia delante de Dios. El no se preocupó por saber lo que Abel había hecho, diferente a él, para que Dios le prestase atención a su ofrenda. Caín dejó que la envidia tomase su corazón. Lo correcto hubiera sido  preguntar al hermano qué era lo que había hecho para así también  hacer lo mismo.

            Un envidioso sufre mucho, no consigue alegrarse con sus conquistas, pues  vive en función de los otros. Ellos viven midiendo su conquistas con la  de los otros.

            Caín debía ser el protector de su hermano Abel. Por eso cuando Dios le preguntó acerca de Abel, él le respondió: “¿soy yo el guardador de mi hermano?” él sabía que debía ser el guardador, porque era el hermano mayor.

            Yo me imagino lo que sintió Abel cuando fue herido por su hermano. Es un dolor muy grande, es más grande que un golpe en la cabeza o una puñalada por la espalda. El dolor de ver a quien  amamos, quien debería cuidarnos, causándonos heridas hasta matarnos, es insoportable.       

            Satanás no cambió su estrategia, es  la misma, él continua usando a aquellos que deberían ser los guardadores de nuestras almas para que nos hieran.

            Caín no pensó en Abel, el pensó sólo en sí mismo.  Abel fue una molestia para él. No podemos dejar que la envidia entre en nuestros corazones, si no, estaremos matando a nuestros hermanos menores.

            Cuántos ya no fueron heridos por aquellos que deberían ser su “Guardián”. Muchos líderes todavía no han entrado en la Visión Celular en el Modelo de los 12, porque no quieren ser discipulados, no quieren ser entrenados por otro líder. Quieren crecer, pero no quieren someterse a nadie.

            La Visión es una Visión de unidad, de amistad y amor entre hermanos. Infelizmente aún existen aquellos que no consiguen alegrarse con los que se alegran. Es mucho más fácil llorar con los que lloran que alegrarse con el éxito de otros.

            Por otra parte la Visión Celular en el Modelo de los 12 trajo una unidad entre los Ministerios. Hoy existen verdaderos amigos que vibran con la conquista de sus hermanos que están esparcidos por toda la Nación.

            Existen muchos líderes que están libres y sanados en el alma. Líderes que superaron los abusos a los que fueron sometidos en el pasado. Abusos que fueron realizados por otros líderes que deberían ser sus protectores.

            Los casos de abusos son cometidos, en su mayoría, por personas que deberían ser protectores. Por un padre, un tío, un hermano mayor. En la vida ministerial también es así, generalmente quienes nos hieren son aquellos que nosotros pensamos eran nuestros “guardadores.” Un líder, un pastor, un Discipulador. Son los que nos hacen daño.

            Abel no hizo nada para merecer el odio de Caín, el sólo quiso agradar a Dios, y hacer lo que era correcto.  Mas el hecho de que Caín no obtuvo la misma conquista que Abel,  le llevó a estar lleno de envidia. Y la envidia no sanada se convierte en odio. Y el odio es un sentimiento mortal.

José

            Otro personaje bíblico que enfrentó la envidia de sus hermanos mayores fue José. José era el hermano menor, y por consiguiente, debería ser el más protegido por los otros 10 hermanos mayores, mas infelizmente no fue así.

            José buscaba agradar el corazón de su padre,  hacía lo que era necesario para estar cerca del padre  y no tenía culpa de que su padre lo amara. Jacob amaba a José más que a sus otros hermanos. Eso fue un error de parte de Jacob. No debemos amar más a uno que otro hijo. Porque, es más común que el padre se agrade de la postura de un hijo. Jacob no sabía administrar sus sentimientos, y su preferencia por José trajo prejuicios terribles con sus hijos. Tal vez Jacob fue así, porque su padre Isaac, le había preferido. Isaac amaba más a Esaú. Y Jacob fue despreciado.

            Jacob cometió el mismo error que su padre. El tenía preferencia por uno de sus hijos. Cuando un padre no sabe administrar sus sentimientos, y hace elección entre los hijos, acaba generando contienda entre ellos. Mas una cosa es cierta, los hijos siempre piensan que aman más a uno que  otro.

            Los hermanos de José deberían protegerlo, pues era el más joven de todos. Pero contrario  a eso José vivía con el desprecio y la envidia de sus hermanos. Es interesante que cuando  pasamos una experiencia como esta, de enfrentar la envidia de alguien, nosotros intentamos agradar a esa persona. Y por más que nos esforzamos nada cambia la situación.

Muchos intentan cambiar una situación como esa, agradando, dando presentes, sin embargo, no tienen maneras, parece que el esfuerzo aumenta aún más el sentimiento perverso en el corazón del envidioso.

Generalmente aquel que sufre ese tipo de persecución, no cree lo que los envidiosos son capaces de hacer, pues continúa pensando en el fondo que ellos son amados. Hasta que viene el ataque, una herida que muchas veces es mortal.

Imagine el sentimiento que José debe haber experimentado, cuando fue a llevar los alimentos para sus hermanos que estaban cuidando las ovejas. Ellos lo vieron de lejos, y comenzaron a maquinar el mal contra él.

“Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños.  Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos, y dijo: No lo matemos.  Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre.  Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí;  y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua. Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas, bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto.  Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él.  Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto.” (Génesis 37:19-28).

Imagine lo que sintió José, cuando sus hermanos lo agarraron, él no debe haberse quedado callado. Con certeza, se preguntaba por qué ellos lo estaban tratando de esa manera.

Es duro ser maltratado por quien debería amarte. Ser herido por quien debería ser su protector. José sufrió más por el dolor de ver a sus hermanos mayores tratándolo de esa manera,  que del hecho de estar metido dentro de una cisterna corriendo el  riesgo de muerte.

Su dolor fue mayor que si hubieran  sido unos enemigos o un extraño. Pero fueron sus propios hermanos. Eran ellos los que estaban arriba decidiendo cómo matarlo. Cuántas cosas habrán pasado por la cabeza de José. En el momento que pensaba que estaba agradando a sus hermanos; él  pensaba en el padre.  Y los hermanos allí saciando su sed de venganza.

A veces las personas que amamos hacen cosas que nunca hubiésemos imaginado, pues creemos que ellos nos aman, que nos protegen. Es común encontrar discípulos que fueron masacrados por un pastor o por un hermano de Equipo.

Los hermanos de José deberían ser un Equipo,  un Equipo de 12, mas ellos prefirieron vender al hermano como un esclavo. Cuántas lágrimas debieron haber recorrido por los ojos de José, cuánto dolor en su corazón. Le pusieron las manos y lo ataron.

Jamás pensó ser amarrado por los propios hermanos, y vendido por ellos. José no creía lo que estaba pasando. A pesar de que estaba atado, ve  a sus hermanos mientras la caravana de los mercaderes se alejaba. Qué dolor.

Imagino los ojos de José. Ruega pidiendo ayuda, ruega preguntando el porqué los hermanos estaban haciendo esto con él. Lo que más duele no es el hecho en sí mismo sino de quien viene el acto. En el caso de José, fueron los hermanos que él amaba. Y así, viene de un compañero del Equipo, de un líder, de una esposa, un esposo, un amigo y hasta de un pastor.

Cuando somos heridos por quien amamos, no conseguimos olvidar, por más que intentamos. Con el tiempo la herida queda escondida, pero muchas veces  ella continúa todavía adentro, y siempre que pasamos por una situación adversa el recuerdo viene.

Quedamos atados a ese lugar, como que si el  tiempo no hubiese transcurrido, en el instante exacto que fuimos heridos. Cuando vemos una situación como esa, hayamos que Abel fue más bien bienaventurado, pues él murió, mientras que José fue llevado cautivo.

José pasó por muchas cosas, sus hermanos fueron instrumentos que causaron dolor. Mas Dios estaba con él, y la conquista de José fue algo sobrenatural. Dios cambió el cautiverio de José. Él creció en prosperidad, sin embargo, en el fondo su dolor permanecía.

José fue próspero en Egipto, pero yo tengo la certeza de que si le preguntasen a él que prefería, él hubiese preferido ser amado por  sus hermanos y haber permanecido en la casa de su padre.

Cuando estuvo frente a sus hermanos, muchos años después, ya siendo hombre, siendo un gobernador de Egipto, el dolor continuaba allí escondido. Entonces José se reveló a sus hermanos, y les contó a ellos todo lo que había acontecido. El pudo ayudar a sus hermanos, pudo sustentarlos, pero la relación nunca más fue la misma. José estaba en la tierra de Egipto; y sustentó a todos ellos.  No tenía como cambiar lo que había acontecido, no podía retroceder el tiempo, mas ahora podrían proseguir.

Usted no puede cambiar el pasado, no puede borrar lo que aconteció, mas usted puede cambiar el futuro,  puede salir de la prisión espiritual en la que su alma entró cuando fue herido por quien usted amaba. Perdone y libere, decida seguir adelante.

Usted puede haber sido herido por un líder, su pastor, o por un amigo de Equipo, sin embargo hoy usted puede salir de esa cárcel espiritual en la que se metió o le colocaron. Usted puede decidir cambiar la historia.

Existen líderes abandonados, porque no supieron lidiar con esa pérdida, con la envidia de aquellos que deberían haberlos amado. Hoy en día el Señor te escogió para cambiar tu destino. Todos los grandes líderes sufrieron el desprecio o la envidia de hermanos mayores.

David fue rechazado por sus hermanos, y se torno líder de ellos. José fue rechazado por sus hermanos y se torno en el líder de ellos. Gedeón se sentía rechazado por sus hermanos y se torno en líder de ellos. Moisés fue rechazado por sus hermanos y se torno en el líder ellos. Dios tenía un plan de vida para esos hombres, y Dios tiene un plan para tu vida. Las pruebas vienen, pero no vienen para matarte. Las pruebas vienen para prepararte para la obra que Dios tiene por hacer en tu vida,  porque Dios tiene un llamado para tu vida.

Usted es un escogido de Dios. Son las pruebas las que preparan su carácter. Nosotros no queremos ser probados, pero queremos ser aprobados. Nadie tiene victorias si no tiene luchas. Ahora debemos aprender que nunca podemos abandonar nuestro llamado, y debemos cuidar a nuestros hermanos.

 Ninguno de nosotros debe caminar solo, nosotros no estamos solos. Cuando Elías estaba deprimido y se sentía solo, parecía que nadie estaba con él. Dios le dijo a Elías que no estaba solo. Dios había guardado siete mil rodillas que no se doblaron a Baal, Dios estaba diciendo a Elías que no estaba solo. Dios sabe que necesitamos tener amigos, que no podemos estar solos. Dios nos llamó para andar en unidad.

Usted necesita de hermanos, de amigos de Equipo.

Dios nos colocó en un Equipo, usted es parte de un Equipo. Debemos amar a nuestros hermanos y luchar por la unidad.

“Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.” (1Reyes 19:10).

Debemos perdonar nuestros hermanos, debemos orar por ellos. Cuando oramos por nuestros hermanos que nos hieren, Dios cambia nuestro cautiverio. Mientras  Job estaba sufriendo y sus amigos lo juzgaban, él aún estaba sufriendo, mas cuando Job oró por sus hermanos… “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Job 42:10).

Cuando perdonamos a quienes nos han ofendido, cuando buscamos la paz, estamos permitiendo que el Espíritu Santo coloque en nuestros corazones el mismo sentimiento que hubo en Cristo Jesús. Un corazón carente de orgullo y egoísmo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 7

Cordón de tres dobleces.

La oración es el cordón de tres dobleces que impiden  que seamos derrotados. “Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.” (Eclesiastés 4:12). 

La oración es una cobertura que necesitamos y que debemos dar a nuestro hermanos;  cuando oramos liberamos el poder de Dios.

Cuando damos cobertura espiritual a nuestros compañeros de Equipo, estamos cumpliendo un principio de siembra y, con certeza, Dios va a levantar personas para que oren por nosotros.

El principio del cordón de tres dobleces puede ser establecido en la oración del Equipo. Tenemos que tener en mente los motivos por los cuales estamos orando.

Debemos orar por nuestros discípulos, un doblés; debemos orar por nuestros compañeros de Equipo, los miembros del Equipo de 12, otro doblés; y debemos orar por nuestro Discipulador, un doblés más. Es el principio del cordón de tres dobleces, no se rompe fácilmente.

Cuando usted da cobertura y recibe cobertura, si alguien quisiera prevalecer contra uno, los otros dos dobleces prevalecerán contra él. Es la cobertura del discípulo, del equipo y del Discipulador.

Siempre tendremos cobertura unos de los otros, no importa de donde venga el ataque, siempre habrá cobertura espiritual.

Un equipo que se cubre encuentra descanso en el Señor

La oración es parte esencial de la conquista. Muchos quieren conquistar, quieren que la Visión de la Iglesia en Células en el Modelo de los 12 resuelva todos sus problemas, pero no quieren pagar el precio de la conquista.

Sin oración que los proteja no funciona, aún  los mejores, por eso existen muchos que están frustrados por no conquistar en la Visión y ven a otros que conquistan. Cuando un Equipo se cubre, encuentra descanso en el Señor, puesto que están protegidos.

La oración es el  aceite que mueve los engranajes de la Visión. Sin oración la Visión sólo es un conjunto de metas.

Muchos ven nuestra conquista hoy, mas no procuran saber cuál fue el precio de esta conquista que ha sido establecida. Ven el Fruto Fiel que es una estrategia fantástica, pero no saben cuáles fueron los precios pagados en oración para implantar el Mover Celular Fruto Fiel.

Cuando decidimos implantar el Mover Celular Fruto Fiel, convocamos a la iglesia a establecer un reloj de oración, fueron 90 días de oración, 24 horas en la iglesia como ya comentamos. Esto fue un alto precio que pagamos.

Cada discípulo tenía un compromiso de una hora de oración en la iglesia. Y  mis 12 discípulos y yo teníamos los horarios de la noche. Lo hacíamos de madrugada todos los días sin interrupción. Fue un sacrificio de oración y ayuno como nunca habíamos tenido antes, pero al terminar nuestra conquista estaba establecida sobre las bases de la oración.

No era una simple salida de casa todos los días, de madrugada para ir al templo a orar, pues la oración debía ser hecha en el templo. Cuando un discípulo llegaba para cumplir su horario, otro salía para descansar.

No realizamos más paseos, cenas, fiestas de aniversario, viajes etc. Nosotros teníamos un compromiso de implantar el Fruto Fiel. Y las bases fueron colocadas.

La oración es esencial en todas las  estrategias. Ella rompe barreras que Satanás establece para impedir nuestras conquistas.

Cuando Daniel oraba por Israel, el príncipe de Persia hizo resistencia al ángel Gabriel que venía a traer respuesta de la oración. ¿Por qué pensamos que sería deferente con nosotros?

Debemos enseñar al Equipo a establecer el cordón de tres dobleces.

La oración genera la unidad, pues quedamos confrontados. Cuando vamos a orar por nuestro hermano y percibimos que nuestro corazón no es uno con él, entonces somos de cierta forma obligados a cambiar nuestra postura con respeto a nuestros hermanos de equipo, aquellos que deben ser nuestros compañeros en todo.

La oración en Equipo trae una conquista sobrenatural, pues ella cumple con el principio de la unidad. Establecemos el Reino de Dios a través de la oración de acuerdo.

“Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18:19).

Imagine como los dones entran en operación a través de la unidad en oración de un Equipo. Es tremendo lo que se conquista por medio de la estrategia de oración a través de los 12.

Capítulo 8

Los 12 y la toma de Territorios.

La conquista de la ciudad se da por los 12. Son las 12 generaciones que  estratégicamente conquistan los territorios.

Todo territorio tiene un propietario. No existen territorios desocupados. Cada territorio tiene un principado  y eso varía  de acuerdo con el tamaño del territorio.

Un barrio tiene una jerarquía de demonios que comandan aquel territorio; y una cuidad es otra jerarquía. Un estado es ya una potestad, una nación tiene un principado. Entonces, la conquista enfrenta varios niveles de enfrentamientos y contraataques, eso es de acuerdo con el territorio que usted quiere conquistar.

Los 12 establecen gobierno, toman territorios. Cuando Israel entro a Canaán, ellos encontraron un territorio ocupado, y la tierra fue dividida entre ellos.

Debemos dividir la tierra ocupada entre las 12 generaciones, y establecer objetivos de conquista. Josué estratégicamente hizo trazado del territorio, y se los entregó a las tribus de Israel (Generaciones de 12), y cada generación se hizo responsable por la conquista de un área. “todos los que habitan en las montañas desde el Líbano hasta Misrefotmaim, todos los sidonios; yo los exterminaré delante de los hijos de Israel; solamente repartirás tú por suerte el país a los israelitas por heredad, como te he mandado.” (Josué 13:6).

Las tribus se organizaron y salían juntos para la batalla; ayudándose unos a otros para conquistar sus territorios. Cuando uno conquistaba, no significaba que podía descansar, tenía aún que ayudar a los compañeros en su conquista.

En el reino espiritual es igual  que en el reino físico. Debemos ayudarnos en la conquista de nuestros territorios. Debemos dividir la tierra a ser conquistada por los 12. Para que  oren por la conquista.

Nadie debe ir a una batalla sin una cobertura, es necesario solicitar oración de un compañero de Equipo. La intercesión hará que sea más fácil vencer.

Nuestra lucha no es contra las personas, mas sí en contra de principados y potestades. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra POTESTADES, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” (Efesios 6:12).

Debemos entender que nuestro contraataque es contra las tinieblas, por causas de la conquista. Si queremos conquistar una calle, el nivel de contraataque es uno, pero si queremos conquistar una ciudad, tenemos otro tipo de lucha por el frente.

Los 12 fueron enviados para conquistar el mundo, pero primero ellos debieron permanecer en Jerusalén, hasta que fueron revestidos de poder. Y después, entonces, fueron para la conquista del mundo afuera, pero no sin la debida preparación.

La conquista primero debería ser en Jerusalén, después en Judea, entonces en Samaria, y por último, los confines de la tierra. “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo ÚLTIMO de la tierra.” (Hechos 1:8).

Vea que los discípulos fueron conquistando gradualmente y creciendo en el conocimiento de la batalla, ellos enfrentaron un nivel de guerra. Nadie debe ir para las naciones si todavía no ha conquistado ni su Jerusalén, su Judea y su Samaria.

Los discípulos sólo deberían iniciar la conquista después de haber recibido el Poder que viene del Espíritu Santo, sin ese poder ellos no deberían ni salir de Jerusalén.

Una unción de conquista es liberada a través de los 12.

Los 12 necesitan estar en alianza para protegerse unos  a otros. Hacer alianza es comprometerse.

Los 12 no pueden aceptar acusación de nadie en contra de su compañero de conquista. Tenemos que ser un Equipo Modelo en Jesús, unidos al punto de parecer que somos una sola persona.

Es muy común ver compañeros de Equipo que discuten por causa de un discípulo que se quiere cambiar de generación, sea porque la esposa estaba en otra  generación, o que el marido quiere que ella se venga para la misma célula o viceversa.

Y también existen aquellos que se deleitan con la conquista de otra generación. También están aquellos que son confrontados por el líder y quieren cambiarse, porque no quieren compromiso. Todo eso es normal dentro de la Visión, lo que no es normal es que los 12 discutan por causa del comportamiento de los discípulos. Pues muchas veces, por vergüenza de decir que se quiere ir, el discípulo dice que fue invitado, y eso genera contienda. Por eso debemos advertir al Equipo que ellos no pueden indignarse por causa de esos problemas que son inherentes a la conquista. Eso es perfectamente normal.

Los compañeros de Equipo son los que deben respetarse unos a otros y comunicar al compañero el comportamiento de algunos discípulos, y nunca convidar a nadie de otra generación y mucho menos de otra iglesia para componer su equipo.

Cuando un discípulo viene a buscarnos, debemos instruirlo a que debe conversar con su Discipulador, y nosotros mismos debemos comunicar al compañero de Equipo, evitando así abrir brechas al enemigo para que Satanás no vaya a tener argumentos para dividir al Equipo de 12. Debemos ser indivisibles, como UNO.

Este punto es un gran paradigma de la Visión, pues muchas veces un hombre o mujer se convierte en una célula de una generación y en el futuro el esposo o la esposa se convierte en otra célula, y va para otra generación. Entonces después, los dos, que deberían estar juntos en una generación, se encuentran separados en la conquista.

Nuestra actitud como líderes, debe ser dar instrucciones de que son libres en su decisión, pues la Visión no vino a dividir, mas sí a unir a la iglesia. Los discípulos tienen libre albedrío para decidir en cuál generación se quedará, sólo cuando sea para acompañar a su esposa o viceversa.

Nuestra preocupación principal debe ser el bienestar del discípulo y del Equipo. En nuestro Ministerio dejamos al discípulo libre para escoger, e incluso si lo que prefiere es quedarse en generaciones separadas, a pesar de las molestias que causan algunos, respaldamos su decisión, pues el discípulo no es una mercancía, ni el Discipulador es su dueño.

No somos dueños de nadie, nosotros servimos en el rebaño de Dios. Para conquistar territorios, debemos tener unidad, y para tener unidad debemos respetarnos unos a otros.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 9

Un Equipo de Alianza.

 “Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.”  (Gálatas 3:15).

Dios es un Dios de Alianzas.

Dios siempre está dispuesto a  bendecirnos en alianza, cuando estamos en alianza, liberamos una unción de alianza, y el ángel que guarda la alianza nos protege.

Si apenas decimos que estamos en unidad, mas  no estuviésemos en alianza, nuestra unidad durará muy poco.

El líder bebe promover la alianza del Equipo y ser el guardador de la alianza. Cuando un Equipo está en alianza, vence las tentaciones que quiebra la unidad, pues recordamos que tenemos un pacto, una alianza con nuestros compañeros de Equipo.

Es interesante notar, que Dios volvió del cautiverio a Job, cuando oró por sus amigos. Con certeza la alianza entre ellos fue rota, mas cuando Job oró por ellos, el cautiverio fue invertido. Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Job 42:10)

Los 12 deben tener una alianza de oración.

La oración es la forma de guardar a nuestros compañeros de Equipo, como si estuviésemos en una trinchera en una guerra, y nuestro compañero estuviese dándonos cobertura contra el enemigo.

Jesús dijo que si dos se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de alguna cosa que pidiesen, eso sería un hecho por el Padre que está en los cielos. “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 12:25).

Imagine sus 12 en alianza  y en acuerdo acerca de una conquista, con certeza, estará de parte de Dios, una bendición extraordinaria. Solo la desunión puede robar nuestra conquista.

Estar en alianza trae seguridad. Un equipo en alianza mantiene al enemigo lejos. La alianza repele los ataques del enemigo.

Debemos traer el reino de Dios a esta tierra, y este reino es tomado por la fuerza, en una guerra. Jesús nos enseñó eso. Estamos en guerra y no tenemos tiempo para permanecer apagando el fuego del amigo, y estar tratando guerras privadas entre el Equipo.

Si nos dividimos, nuestra conquista será anulada y el reino será devastado. “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: TODO REINO DIVIDIDO contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.” (Mateo 12:25).

Usted es responsable por la unidad del Equipo, todos somos responsables de nuestra unidad. Debemos dejar fuera del Equipo todo lo que puede significar un riesgo para nuestra alianza, sea una broma de mal gusto, o sea una manera de hablar.

Nuestra alianza debe estar por encima de nuestra voluntad, pues nuestra alianza mantiene la unidad. En un Equipo donde existe la alianza es más unido, más fuerte y obviamente, obtienen más victorias y más conquistas.

Así es como Dios quiere que andemos, en unidad, en alianza cumpliendo con nuestro llamado y caminando en la misma esencia que Jesús enseñó. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 10

El perfil de un líder según el corazón de Dios.

Si queremos tener un Equipo de excelencia, entonces necesitamos ser líderes de excelencia.

Un día Dios quería escoger un rey para Israel, entonces Él estuvo por todas las casas de Israel  y encontró entre ellos un niño que aparentemente no tenía nada especial, pero poseía un corazón apasionado por Dios.

Tener un corazón apasionado por Dios es el principal requisito para ser un gran líder, mas no es sólo eso. Porque hoy encontramos muchas personas que tienen un corazón apasionado, que componen canciones apasionadas y fascinantes, pero eso no es todo.

Cuando Dios buscaba para sí un rey, Él estaba buscando alguien que estuviese dispuesto a obedecerlo. Pero podemos observar que hoy también encontramos muchos discípulos que son obedientes, pero eso no es todo.

David fue un joven escogido por Dios. En este capítulo descubriremos que había un David que se diferenciaba de otros de su época.

Hoy encontramos a muchos igual que David en el Reino de Dios, pero también encontramos a muchos que son igual a Saúl y a Absalón. Espero que al final de este modesto capítulo usted pueda saber quién es.

Un día David estaba en el campo cuidando sus ovejas. Cuidar de ovejas en el desierto no es uno de los mejores trabajos que existen. La verdad, en la época de David, ese era un trabajo despreciado, era realizado por aquellos que no podían hacer las tareas más importantes.

David vivía en el campo. Era un joven solitario en una inmensidad de arena, piedras y poco pasto. En ese escenario, el joven solitario desarrolló sus habilidades que le valieron de mucho. El practicaba tirar piedras con la honda, a veces pasaba horas tirándole piedras a los arbustos. Otra habilidad que David desarrolló muy bien, fue el arte de tocar el arpa y cantar alabanzas a Dios.

El silencio en esos lugares llega a ser ensordecedor, mas en aquel desierto era posible oír a David, desde lejos, con su arpa y sus cánticos devocionales. Creo que Dios y los ángeles se detenían para  escucharlo.

Un día David oyó el balido*  de una de sus ovejas y vio a un gran oso atacando a uno de sus corderos. Él  no lo pensó dos veces y atacó al oso. David no pensó en el peligro, él quería librar a su cordero. Así fue también con un león. 

*balido: sonido que emite la oveja con su voz.

El verdadero líder da su vida por sus ovejas.

David amaba aquellas ovejas, él amaba lo que hacía, aunque eso no fue suficiente ante los ojos de los demás.

Un día David fue llamado por uno de sus hermanos para ir corriendo a su casa, porque el profeta Samuel estaba allá y lo quería ver. David sabía quién era Samuel, pero…  ¿sabía Samuel quién era David? Con certeza no.

Hoy existen muchos líderes  escondidos, porque aún no llegó el tiempo de ser conocidos. Aún no han terminado su entrenamiento. Mas un día ellos estarán listos y van a impactar su ciudad, su estado, su nación.

Usted puede ser ese líder. Tal vez usted todavía no se ha desatado en su conquista porque aún está siendo entrenado.

David llegó a su casa y el gran profeta  Samuel lo unge diciendo que el Señor Dios lo escogió para ser rey de Israel. ¿Después de eso usted haya que David asumió el reinado? Sería simple si así fuera ¿no? La verdad es que después de ser ungido, él volvió a cuidar de las ovejas de su padre. Parece que nada cambió. Pero en el mundo espiritual, comenzó David su entrenamiento en la “Facultad de líderes del corazón de Dios”. Facultad en la que muchos son reprobados y  algunos no logran pasar ni siquiera el examen de ingreso.

Cuando Dios quiere usar a alguien en una gran obra, Él necesita preparar un gran líder. Este líder necesita ser entrenado en la escuela de Dios.

David continúo con su vida de pastor de ovejas. Creo que fue en esta ocasión cuando él enfrentó al león y al oso. Después de eso, en un determinado día, su padre lo envía a llevar una comida para sus hermanos que estaban en la guerra. Llegando allá, David se encuentra con una escena inusual. Él ve a un gigante ofendiendo al ejército de Israel y ofendiendo al Dios de Israel. David ve que nadie se mueve y entonces se ofrece para luchar con aquel gigante. David ya había enfrentado a un oso y a un león, entonces aquel gigante sería una lucha más en su vida. Él sabía que el mismo Dios que le había librado en las luchas anteriores lo haría ahora también.

Las luchas que pasamos son un entrenamiento para las luchas mayores, son peldaños que necesitamos subir, son piedras que necesitamos quebrar para seguir en dirección del plan de Dios para nosotros.

Muchas veces no entendemos determinadas situaciones en nuestras vidas, pero después de un tiempo entendemos que era plan de Dios para prepararnos para confrontaciones mayores. Y también victorias mayores.

Todo líder es probado en su fe, en su persistencia y  en su amor para con Dios. Ninguna prueba viene para matar al líder, ellas vienen para forjar el carácter de Dios en él.  En la prueba el líder recibe de Dios un entrenamiento necesario para ser un instrumento en las manos del Señor. Es común que un líder que esté en entrenamiento se sienta solo, pues el desierto es un lugar para aprender a luchar y adorar a Dios.

David, cuando vio al gigante Goliat, entendió la oportunidad que tuvo durante tanto tiempo en el desierto jugando con las piedras en los arbustos, en los objetivos cada vez más distantes. David entendió por qué Dios simplemente no ahuyentó al león o al oso. David tuvo que enfrentarlos. Ahora estaba listo para decirle al gigante que iría contra él en el Nombre del Señor de los Ejércitos. David conocía al Señor de los Ejércitos. Él ya tenía la experiencia suficiente con Dios para enfrentar esa situación. David era un joven experimentado en la batalla.

El gigante era una oportunidad para  David  ser reconocido como guerrero, porque hasta entonces sólo lo conocían como “Davicito” el que cuidaba las ovejas. Sus hermanos lo despreciaban por causa de su oficio, como está escrito en 1Samuel 17:26-51.

Aquel gigante fue una meta en la vida de David. Pero nada cambió desde entonces. Después de haber matado la afrenta del pueblo de Israel, el tenía la promesa de Saúl que se casaría con la hija del rey. Pero estaba apenas comenzando la segunda parte del entrenamiento. David ya había pasado la primaria, ahora estaba en la educación media.

Saúl comenzó a ver a David con malos ojos, el comenzó a sentir envidia de David. No sabemos si Saúl tenía conocimiento de que Samuel ya había ungido a David como rey, sabemos que la persecución comenzó y David no había hecho nada para que todo eso aconteciese.

Saúl comenzó arrojando una lanza contra David, con una clara intención de matarlo. Pero lo que llama la atención, es que David tocaba el arpa para librar a Saúl de un espíritu maligno que lo perturbaba. Pero así mismo, Saúl continuaba tirándole lanzas a David.

Cuando alguien tira una lanza contra  otro, lo normal es que el atacado tire la lanza devuelta. David no hacía eso. David sólo la esquivaba.

Había algo interesante en David, él reconocía la unción que había en Saúl. Aunque Saúl estaba endemoniado, aún viendo que el Espíritu de Dios no estaba sobre Saúl, él lo respetaba. David sabía que quien había ungido a Saúl era Dios.

Saúl ahora era un instrumento usado para continuar el entrenamiento de David. Líderes como Saúl existen muchos, usted no sabe quiénes son. Sólo Dios sabe quiénes son.

David tenía comunión con Dios, él entendía que Dios estaba permitiendo que él pasase por aquella situación porque tenía algún propósito. David no refutaba nunca. Él no hablaba mal de Saúl, no buscaba a aquellos que no estuvieran de acuerdo con Saúl para entonces formar un grupo con ellos. David tenía su vida en las manos de Dios y confiaba en el Señor para dejarse guiar por Él.

David atribuía la voluntad de Dios a todo lo que le pasaba. Él no le daba crédito al enemigo ni creía  que le pudiera ocurrir alguna cosa que no fuera la voluntad de Dios.  David sabía que quien exalta es el Señor y quien humilla es el Señor. “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” (Mateo 23:12).

Incluso sin haber hecho nada para merecer el desprecio y la persecución por parte de su líder, David terminó por tener que irse para preservar su vida;  sólo se fue porque Jonathan lo  permitió. Y cuando se fue quedó solo.

Él pudo haberlo hecho , mas no lo hizo, el agrupar a todos aquellos que estaban descontentos con la administración de Saúl. No encontramos ni una sola vez que él haya respondido a las agresiones; nunca criticó de alguna manera a su líder. David sabía que él había sido ungido rey de Israel, sin embargo no hizo nada para tomar el trono; no usurpó el trono de su líder.

¿Cuántos consejos deben haber sido dados a David?

Uno de mis doce más fructíferos recibió el consejo de un discípulo para abrir una iglesia, pues él ya poseía una gran generación, y entonces, podía tener  “su” Ministerio. ¿Sabes lo que él hizo? Reprendió a ese discípulo.

Ofertas como esas siempre aparecen, más nuestra unidad está afirmada en una alianza de amor.

Cuántas veces alguien debió haberle dicho a David que quien debería ser el rey era él. Más él no intento en ningún momento subir al trono. David tenía consciencia de que lo que Dios hace es perfecto, y si Dios todavía no lo hacía subir al trono, no sería él quien iría a hacer tal cosa.

Yo imagino a David ir de vuelta para el desierto, después de ser aclamado por Israel, por las victorias consecutivas sobre los enemigos.  Él luchaba por el reino y por el rey, a pesar de que éste intentase contra él.

Ahora su palacio era una cueva en el medio de la nada. Cuántas veces él se preguntó: ¿qué será lo que hice para merecer esto? Pero incluso allí, huyendo de un líder que decidió matarlo, él continuaba con su postura de no tomar represalias.

Un montón de disgustados, endeudados, desistidos, se unió a David. Hombres que huyeron y David se convirtió en capitán de ellos. Esos hombres se tornaron en valientes, “los valientes de David.”

 

El sufrimiento une a las personas más que los logros

Un día en medio de una persecución feroz, David se escondió en una cueva, entonces se dio cuenta que Saúl entró en ella para hacer sus necesidades. David cortó un pedazo del manto del rey. Sus líderes no entendían cómo él pudo quedarse quieto y no matar al enemigo. Ellos pensaban que aquella  vulnerabilidad fue una providencia de Dios. Pero David respetaba la unción que estaba en Saúl. Hasta  llegó a lamentar el haber cortado un trozo del manto de Saúl.

Cuando David tuvo la oportunidad, él sólo preguntaba ¿qué yo hice a mi líder? ¿Por qué  me quiere matar? David fue execrado públicamente por Saúl. Quien no lo conocía no tenía como rebelarlo.

Fueron muchos años, aproximadamente unos 10 años, hasta que Dios lo instaló como rey. Fue necesario mucho entrenamiento en el desierto para  ser un líder según el corazón de Dios.

David pasó la prueba. Él no era un rey como Saúl, él era David, un líder de acuerdo con el corazón de Dios.

David tuvo sus momentos como rey, tuvo sus caídas, tuvo sus conquistas, sus pérdidas. Y  después de verlo con un reino confirmado, David descubre que su hijo Absalón quiere tomar el reino, después de conquistar tantas luchas.

Claro que todo reino tiene problemas, por supuesto que ningún líder puede alcanzar la unanimidad. Pero Absalón  dejaba una palabra suelta aquí, otra allá. Él “sentía  lo que sentían las otras personas”, él lloraba con ellas, él les decía que si él fuera el rey lo haría diferente a su padre.

David sabía eso y no hacía nada. David sabía que quien lo podía poner fuera era Dios. Entonces él no tenía porqué temer a una rebelión.

Un líder que anda predicando sumisión y autoridad, que anda con miedo a perder su puesto, es porque no confía en que Dios cuida su liderazgo. La verdad es que su liderazgo no está firme.

David escuchaba los rumores acerca de Absalón, él siguió todo, pero no hizo nada para impedirlo. Él no quería ser como Saúl, sabiendo que Absalón siendo su propio hijo, no era como él. David no quería ser como otro Saúl.

Un día Absalón consiguió reunir a un grupo muy grande de rebeldes y con ellos se proclamó rey de Israel. David tuvo que abandonar su palacio. Después de viejo, de haber pasado todas las pruebas que fueron necesarias para ser el líder que  era, ahora se enfrentaba con esta situación: tener que disputar el liderazgo con su hijo. Él no estaba dispuesto a eso y prefirió irse.

David se fue con sus líderes fieles, ellos no entendían por qué David no tomaba una actitud en relación con estos hechos. Más era porque David conocía  a su Dios. Y él no sabía que era Dios que estaba probando o si ya era hora de que el reino pasará a manos de uno de sus hijos. ¿Será que sería así? ¿En la base de la rebelión? Claro que no.

Cuando David estaba saliendo de Jerusalén  humillado, uno de sus verdugos, Simei, lo maldijo. Los discípulos de David querían matarlo, mas él no lo permitió. David dijo que si estaba pasando así , es porque tenía el permiso de Dios. ¿Con una sumisión como está qué podría acontecer? Dios restauró el reino de David.

Usted puede escoger qué tipo de líder usted quiere ser: Saúl, David o Absalón. La elección es suya. Todo depende de sus actitudes. El  poder de decisión está en sus manos.  Espero que usted decida por confiar en Dios.

Moisés también pasó por una crisis en su ministerio, cuando Coré dirigió una insurrección. Y Moisés nada hizo. Moisés dejó la causa por cuenta de Dios, él  dejó que Dios diese la respuesta (Números 16).

El verdadero líder no vive popularizando su liderazgo, el líder según el orden de David, no reacciona según sus persecuciones, él entrega al Señor su camino.

 David podía escribir este Salmo: “Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
” (Salmos 37:5).

Hombres como Moisés y David son forjados en el fuego, porque es en la prueba donde nace el líder.

Nunca existirá un David, sino hubiese un Goliat. No hubiese un Moisés si no existiese un faraón. Los enemigos son buenos para nuestras conquistas.

Las dificultades son una preparación para conquistarnos, son oportunidades que Dios da para que crezcamos. Todo depende de la actitud que usted toma durante la dificultad.

Cuando comenzamos nuestro ministerio en Manaus, comenzamos debajo de un árbol, eso después de haber construido cinco iglesias en otra denominación, después de 16 años de servicio como pastor, sacrificando mi familia, mudándome de una ciudad a otra… Cuando salimos entregamos todo y salimos solamente con la bendición de Dios, que es más que suficiente.

Qué bueno es poder confiar en el Señor, saber que Dios toma nuestra causa en sus manos. El tiempo siempre mostrará quién es quién; no nos debemos precipitar.

Si usted está sufriendo persecuciones, no retribuya, no busque sus “derechos” sus razones, entregue su camino al Señor. Confíe en Él, y Él hará, Él  siempre hace.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 11

El verdadero líder es aquel que sirve.

Fuimos llamados para ser líderes y servir al Cuerpo de Cristo. A los ojos del mundo secular, eso es una contradicción, pues el pensamiento común y corriente es que los líderes son servidos, lo que pasa es que según el modelo de Jesucristo, debemos servir. Infelizmente dentro de la iglesia hoy en día vemos muchos líderes que no crecen, no se destraban porque no han aprendido a servir ni aprenden del Modelo de liderazgo de Jesús. Muchos piensan que servir no es ser un líder de verdad, pues según ellos los líderes de verdad “coordinan, dan misiones, recogen resultados.”

Jesús fue el Modelo perfecto de liderazgo, Él enseñó a sus discípulos a ser líderes-siervos. Jesús formó un Equipo de excelencia, un Equipo de Siervos.

Algunos piensan que un Equipo de líderes-siervos es formado bajo obligación, pero  eso no es verdad. La  manera de enseñar a un equipo de discípulos es sirviendo y sirviéndoles.

Un día la madre de dos de los discípulos de Jesús, llegó al maestro para  pedirle que sus hijos se sentasen uno a la derecha y otro a la izquierda del Señor, cuando fuese implantado su reino. Ellos estaban preocupados por la posición de honra. Es todavía hoy grande el número que están preocupados con una posición, en los primeros lugares. “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre. Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.” (Mateo 20:20-24).

Vemos aquí una madre preocupada en colocar sus hijos en buena posición. Es una madre que fue a  atender el pedido de sus hijos, para garantizarles la honra. Pienso que los hijos de Zebedeo sabían lo que la madre iba a pedir al Maestro. Tal vez ellos la habían utilizado para que pudieran ser excusados con los otros 10. Mas la verdad es que ellos querían un lugar de honra.

No existe nada de errado en querer ser grande, no existe nada de errado en querer crecer, eso es inherente al ser humano.  En el caso de los hijos de Zebedeo lo que no estuvo bien es la forma como ellos querían lograr esa posición. Tal vez los otros 10 también querían la misma cosa, pero ellos dos se anticiparon y eso causó trastorno entre ellos.

Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;” (Mateo 20:25-27).

Servir fue una gran enseñanza de liderazgo que Jesús dejó para nosotros. La palabra de Jesús para sus discípulos no fue una crítica, fue una enseñanza. “El que quiera hacerse grande será vuestro servidor” Quien aprende a servir alcanza los lugares altos, alcanza lugar de honra. El servicio te lleva a la cima.

Cada uno de nosotros recibe de Dios un don para servir, sea en el mundo secular, o sea en la iglesia. Todos nacemos con un ADN de liderazgo, el problema es que pocos consiguen encontrarse y encontrar su don. Eso es porque su preocupación siempre ha sido cómo sobrevivir o cómo ganar mucho dinero, o incluso cómo llegar a ser grande.

Las personas nacen con dones específicos dados por Dios, es simplemente maravilloso cuando una persona descubre su vocación, su don y lo coloca al servicio de la humanidad. Todos somos beneficiados cuando colocamos nuestro don a disposición de otros para servirlos.

Todos ya fuimos servidos por alguien que ama lo que hace, eso es el don en  operación. Podemos darnos cuenta cuando una persona está actuando en su área, en su don. Es agradable ver a alguien entregando su don. Hasta en las cosas que parecen más simples.

Tengo un discípulo de la  3era generación de 12 que lava carros. Yo nunca encontré a alguien que lavase carros con tanto placer como él. Él deja el carro brillante, ahí se aleja un  poco del carro, como quien contempla una escultura que terminó de hacer. Es como un trofeo. Y ha prosperado en este trabajo. No piensa en hacer otra cosa, porque es feliz en aquello que  hace.

Yo cruzo un largo trecho para lavar mi carro en el auto lavado de este discípulo, desde el tiempo en que aún no era siervo de Dios. Claro que alguien puede pensar que lavar carros no es una tarea rentable, pero crear una gran empresa especializada en limpiar carros sí.

 Un camarero que sabe servir, que le gusta servir, puede tornarse en un gerente, un director y hasta propietario de una red de restaurantes.

Cuando usted actúa en su área, usted sirve con alegría y eso no es pesado. Quien hace lo que le gusta no siente peso del trabajo.

Yo podría pasar una buena parte de tiempo escribiendo de personas que sirvieron y sirven con sus dones y prosperan y me  faltaría espacio para mencionar tantos nombres como Bill Gates, Michael Jordan, Silvio Santos…

Mas lo que yo quiero enfatizar es que servir siempre nos lleva a los lugares altos. Cuando alguien sirve en aquello que fue llamado, no se rinde cuando tiene contratiempos, pues hace lo que ama y lo que nació para hacer.

Los líderes que quieren ser líderes de una gran generación, pero no les gusta estar cerca de la “gente”. Ellos no quieren ser tocados por la multitud, no quieren ser molestados por la multitud.

El líder debe colocar sus dones a la disposición del pueblo, no debemos estar preocupados en ser servidos, pero sí en servir.

Cuando comencé a servir al Señor  yo quería ser el líder de una gran banda de música misionera que recorriera el mundo predicando el evangelio, pero yo no quería ser pastor, pues la verdad, yo no quería llevar la carga del ministerio pastoral. No obstante Dios un día me llamó al ministerio pastoral.

Recuerdo con cierta nostalgia el comienzo de mi ministerio. Yo fui enviado para abrir una iglesia en un barrio cerca, era un  salón muy pequeño, cabían alrededor de treinta personas sentadas. La única cosa que pedí era que mi líder permitiese que un joven discípulo me acompañase, pues Jesús dice  que no es bueno que esté solo. Entonces fuimos  Juan Batista y yo.

Los primeros cultos eran muy interesantes, yo cantaba mientras Juan me acompañaba con las palmas, naturalmente, fuera de ritmo. Pero no tenía problemas, pues yo tampoco sabía cantar. Eran cultos intrigantes, pues evangelizábamos y el pueblo no aparecía, pero los cultos se llevaban a cabo normalmente. Yo predicaba como si la iglesia estuviese llena de gente, pero mi público era Juan. Yo cuidaba muy bien la vida espiritual de Juan, pues si él faltase al culto yo estaría con serios problemas, pues era mi única oveja.

Así fue como comenzó. En una tienda pequeña de apenas un discípulo, pero con un corazón ardiendo del deseo de ganar almas. Fueron ocho meses de trabajo en aquel lugar. Nunca pensé en desistir, pues predicar el evangelio nunca fue un trabajo sino un placer.

Después de ocho meses la iglesia contaba con 28 miembros. Entonces, yo pasé por la prueba de Dios, la escuela de ministerio servicial. Fui enviado para dirigir una iglesia mayor, donde habían 87 discípulos en un espacio para 400 personas. Fue mi segundo desafío ministerial. Salí de la primaria y pasé para la secundaria. Fue realmente un gran desafío ministerial aquella iglesia, porque estaba fundamenta sobre costumbres. Fueron más de ocho meses y la iglesia ya estaba en el fuego y creciendo, ya teníamos más de 300 discípulos. Pero fuimos transferidos nuevamente para pastorear otra iglesia. Y así fue como llagamos a la ciudad de Manaus.

 

Siempre sirviendo

Es una alegría poder servir. Yo descubrí mi llamado pastoral, y desde entonces estoy vivo para servir al Cuerpo de Cristo, independientemente de donde sea o esté, yo amo guiar a las personas a su llamado.

Cuando hacemos aquello para lo que fuimos llamados a hacer, no es triste o perezoso servir. Todo líder que quiere crecer debe tener una mente de servicio, fuimos llamados para servir.

Jesús llamo a sus discípulos y les dio la enseñanza clave para el crecimiento, servir.

En la visión todos tienen la capacidad de liderazgo, pero lo que necesitan entender es que el liderazgo comienza a ser desarrollado desde cuando somos pequeños, dentro de la casa. Cuando el hermano mayor lidera dando órdenes a los menores, él está entrenando su liderazgo. Entonces, según ellos el hermano menor difícilmente será un líder, pues no tiene como mandar en nadie.

Sólo que ese pensamiento está completamente en desacuerdo con las normas de Jesús. Quien es hermano menor sabe cuán difícil es ser liderado por los hermanos mayores, ellos quieren mandar en usted y no enseñar.

Mas cuando servimos como hermanos menores, nosotros servimos a nuestros padres y hermanos. En nuestra casa fuimos 13 hermanos, de los cuales yo soy el número 12 (ya nací 12). Yo pude entrenar liderazgo de servicio, así como fue con José, David, Gedeón, René y tantos otros.

Hoy existen líderes que no se desatan, porque no aprendieron a servir. Ellos cogen un conjunto de metas y creen que es suficiente para crecer, pero acaban por hacerse líderes frustrados en su conquista, pues no aprendieron a servir.

Muchos hijos de pastores no dan continuidad al legado del padre, porque no aprendieron a servir, entonces piensan que son incapaces de dar continuidad al ministerio.

Tengo dos hijas, una ama el Derecho, nació para ser abogada, y también ama cuidar de las vidas. Con certeza será una pastora abogada de mucho éxito. La otra ama danzar, cuando ella danza somos ministrados. Con certeza, será propietaria de una gran  academia de danza, y también ama las vidas. El legado ministerial proseguirá. El servicio continuará en operación.

 

 

Ser un líder servicial es proseguir en dirección del lugar que Dios preparó para nosotros.

Yo tengo un mentor que es un verdadero líder servicial, sirve a todos con lo que mejor sabe hacer: “una palabra que desata”. Yo nunca participé de una reunión que él ministrase y que no fuese acrecentado. Es un don.

Muchas veces llega de madrugada de viaje, acabando de hacer un congreso donde fue a ministrar y aun así está en los cultos, las reuniones con los discípulos, ministrando por horas, trayendo una palabra de vida. Él hace eso con inmenso placer; él sirve en su don. Quien conoce al Apóstol René Terra Nova, sabe que es de quien me estoy refiriendo. Parece que él es incansable. Es don. Es  servicio.

Ser un líder siervo y servir es lo mejor que tiene. Es maravilloso cuando usted ve una persona sirviendo en su don, sea un don de sanar, de cantar, de orar, de lavar carros, de vender zapatos, de pintar. ¡No importa!

El servicio es lindo de ver. Y lo mejor es que usted aún gana para hacer aquello que le gusta. Es como Jesús dice: “aquel que quiera ser grande, sea el servidor de todos”. Esta palabra está ligada al crecimiento.

No importa cuál sea la posición en la que usted esté, si usted quiere ser grande, sea siervo de todos. ¡SIRVA! Las personas que sirven no son malhumoradas, no tienen depresión, pues hacen lo que nacieron para hacer.

Haga lo que usted nació para hacer. Si usted aún no sabe para que nació, ¡sólo sirva! Sea un siervo de todos, no importa donde usted esté, sirva. Si trabaja en una tienda, una fábrica, en la iglesia… sólo sirva. Comience limpiando el baño, lavando carro. No se preocupe por lo vano que puedan decir al respecto. ¡Sólo sirva! Pues el servicio le llevará al centro de la voluntad de Dios. Y entonces usted sabrá lo que es el verdadero crecimiento.

El pastor que sirve a la iglesia tendrá un gran rebaño, eso es una certeza. El problema de hoy es que los líderes no quieren servir, ellos quieren ser servidos.

Jesús abrió su mano de reposo, para el almuerzo, el ocio, y esta no era una carga, él amaba lo que hacía. Liberar a  las personas, sanar enfermos. Él realmente lo hacía con placer.

Ser líder es enseñar a nuestros discípulos a servir. No a nosotros, sino a todo aquel que se le aproxime, a todos los que vienen a nosotros. La iglesia debe ser una iglesia de servidores. Y entonces será una iglesia de líderes.

 

 

Amar es servir.

“Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” (1Juan 5:3).

No es penoso servir a Dios, es un servicio por amor, así debe ser para con todos. Necesitamos aprender a servir. Quien sirve prospera, crece, se torna grande. “… el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor.” (Mateo 20:26).

Quiere ser grande, ¡sirva! Sirva al Equipo de 12, sirva a su líder, sirva a sus discípulos, sirva a su iglesia. ¡SIRVA!

Una esposa que sirve tendrá el corazón de su esposo. Un esposo que sirve tendrá el corazón de su esposa. Si ambos sirven a sus hijos, ellos tendrán el corazón de sus hijos. Un líder que sirve, tendrá el corazón de sus discípulos.

Servir es dar lo mejor de sí, es entregar su don, su tesoro. Quien va a ministrar una palabra y antes busca, pasa tiempo en oración, con certeza dará su mejor momento y tendrá éxito en el servicio. El éxito de un líder que ministra la palabra, es ver a Dios obrando a través de su vida. Y la palabra transformando las vidas.

¡Es maravilloso servir! Un profesor que ama lo que hace, tendrá éxito en su enseñanza, porque estará sirviendo en su don: transmitir conocimientos.

Todos hemos tenido buenos y malos maestros, podemos diferenciar entre aquellos que gustaban de lo que hacían y  aquellos que sólo lo hacían por cuenta del salario al fin del mes. “o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza” (Romano 12:7). Debemos dedicarnos a aquello que hacemos y servir con lo mejor de nosotros.

“No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.” (1Timoteo 4:14-15). No podemos ser negligentes con el don que se nos ha sido entregado,  dediquémonos con nuestro don y busquemos perfeccionarlo. Dedicarnos enteramente en servir con nuestro don, para que nuestro progreso sea manifestado a todos.

Dios tiene un lugar para usted, un lugar que fue preparado para usted. Y usted sólo llegará a ese lugar si usted se dedica a servir con lo mejor.

Quien sirve a un Moisés como Josué sirvió, con certeza tendrá un galardón como lo obtuvo Josué.

Formar un Equipo de 12 es servir a ellos con su vida, sus enseñanzas y hacerlos hombres y mujeres mejores de lo que ya son. Si se esfuerza por tener un equipo de excelencia, si su deseo es tener un equipo que puede llamar a amigos, con certeza, usted tendrá una gran conquista.

Al final de la formación de sus discípulos el Maestro los llamó amigos, Él dijo no los llamaría más siervos,  sino amigos. Eso es levantar un Equipo de éxito, es formar un equipo de amigos, que le sigan porque lo aman.

Cuando usted tiene un Equipo que trabaja a su lado por amor, la conquista se hace mucho más fácil, es placentero interactuar con ellos, Jesús nos dio una enseñanza. El hizo 12 amigos y  a pesar que uno de ellos, Judas, lo traicionó, Él no desistió del proyecto,  continuó con el propósito de tomar de dentro del mundo un pueblo para sí mismo.

Hacer discípulos es hacer amigos.

Hoy tengo muchos amigos en Brasil, son Apóstoles de excelencia, hombres que tienen la virtud del Espíritu Santo y el carácter de Jesús. Sería injusto, con algunos, si se enumera a otros aquí, pero cuando he vuelto a mi base, que es Manaus, mi corazón se regocija, porque tengo un equipo.

Cuando estamos completamente entregados en el proceso de discipulado, el mejor púlpito para ministrar es en la iglesia en la cual somos pastores, y el mejor equipo para ser ministrado es el nuestro.

La Visión trajo de vuelta el placer de formar discípulos. Es interesante que el Modelo estaba ahí, en la biblia, pero sólo ahora es cuando la iglesia ha vuelto a este principio.

Alguien me preguntó alguna vez que si la Visión era algo nuevo, en ese momento yo no supe responder, pues pienso que todo lo que hacemos, de alguna u otra forma, contribuye con nuestro aprendizaje. Pero hoy, meditando mejor,  diría que no escogería a nadie para ser 12 por amistad, mas sí por escudriñar el corazón y ver si un discípulo tiene un corazón de honra.

Escoger un 12 no es una tarea que debe ser hecha con prisa, y no de cualquier manera, porque colocar a alguien es muy fácil, pero quitarlo no.

Entonces debemos buscar al Señor  y conocer aquellos que muestran que son hijos legítimos. Incluso si no tienen las habilidades que califican, como ministrar bien, tener carisma etc. Debemos elegir a ser capacitados a quienes demuestran un corazón que se deja discipular.

Hoy puedo hablar con alegría de mi Equipo, mas no siempre fue así, en el principio nos “docesisamos”  en la iglesia y después nos “desdocesisamos”. Después  nosotros hicimos todo otra vez. Pero valió la pena. La segunda vez que escogí a mis 12, pues algunos de la primera generación no permanecieron porque no entendieron la visión y yo tampoco era un líder que diera placer caminar a mi lado.

La verdad, yo comparo los líderes de hoy con los líderes del Antiguo Testamento. Uno fue Moisés, que trajo la Ley del Monte Sinaí. Entonces, los que son según Moisés, predican en el Monte Sinaí; sus mensajes son ley. Yo era así. Otros son del Monte Calvario, ellos predican de la gracia y el perdón, no predican sobre el juicio sobre las personas, predican que Dios es Amor, mientras otros predican que Él es Fuego Consumidor.

Yo era un líder que no agregaba valor a las personas, colocaba en ellas normas tan altas que muchas veces ni yo mismo conseguía cumplir. Hoy he aprendido las nociones básicas de liderazgo.

Un líder que quiere un Equipo liberado, necesita invertir en sí mismo y en el Equipo. Debe valorizar al Equipo pues los discípulos no nos siguen por falta de opción,  porque existen muchos Ministerios donde serían bien recibidos.

Un líder necesita cuidar de su vida espiritual y mantener su carácter, y entonces escoger personas que quieran ser tratadas en el carácter, pues formar un Equipo no es dar a los discípulos una gran referencia teórica  sin mostrar a ellos que es posible ser imitadores de Cristo.

No existe cosa más desastrosa para un líder que vivir lo que no predica y predicar lo que no vive. En el comienzo de mi ministerio yo recibí un consejo que jamás se me olvidó. Un pastor me dijo que yo no debería dejar que los discípulos conocieran mucho de mi vida, para que ellos no perdiesen el respeto. Y nunca olvidé ese consejo, porque nunca lo seguí.

Claro que los discípulos necesitan conocer al líder siempre, pero el líder tiene que demostrar que es humano, y que también comete errores. Principalmente que él vive lo que predica. Claro que toda la iglesia no está en condiciones de conocer la vida particular del líder, eso sería humanamente imposible, los discípulos de la primera generación cuando conocen a su líder, ellos pasan ese conocimiento a todos, y ellos los imitan.

Los discípulos pueden olvidar lo que usted ministra a ellos. Ellos hasta pueden conocer su manera de predicar o incluso su voz, pero nunca podrán olvidar su manera de vivir. Si usted cumple con su palabra, si usted cumple con sus compromisos, si usted cumple con sus horarios etc. Sus discípulos no olvidarán quien es usted, principalmente si usted deja en ellos una marca positiva, si usted transmite el carácter de Cristo.

La mayor cualidad que alguien tiene para convertirse en un gran líder es su carácter. El carácter es ¡innegociable!  Nada crece si el líder no crece. No hay crecimiento en la iglesia si el líder principal no crece por dentro. El líder necesita estar siempre en crecimiento, buscando conocimiento calificado.

Cuando alguien reclama a su rebaño, es porque él mismo está faltando a su liderazgo, no se ha desenvuelto, no está buscando crecimiento, por eso reclama que su Equipo no corresponde.

Los verdaderos líderes se preocupan por el estado de sus discípulos, quiere saber  cómo han estado hasta en las cosas mínimas. “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, Y mira con cuidado por tus rebaños; Porque las riquezas no duran para siempre; ¿Y será la corona para perpetuas generaciones?” (Proverbios 27:23-24).

Es necesario acompañar la vida del discípulo, mantenerlo cerca, es como educar a un niño, no debemos dejarlos. Cuando usted se preocupa por su rebaño, éste crece y se desarrolla.

Discipular es desarrollar el carácter de Cristo en los discípulos, y para eso es necesario la comunión. Es una práctica nuestra, muy saludable, llevar a los discípulos, por lo menos dos veces al año a un retiro con sus familias. Hacemos poco, pero es lo que nuestra agenda nos permite hacer hoy. Ellos tienen más dificultad con la agenda de ellos que nosotros. Porque todos están involucrados con su generación.

De todas las reuniones realizadas en nuestro ministerio, la más importante de las reuniones es la Reunión de Líderes, pues en nuestra reunión nosotros despertamos cada líder para una conquista sobrenatural. En esa reunión ellos son apacentados y desatados. Nuestra reunión acontece cada miércoles y los jueves todos están involucrados en sus células, esto, después de recibir una inyección de ánimo en la reunión del miércoles, ya que consideramos que así debía ser.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 12

¿Cuáles son los criterios para elegir un 12?

Esta es una pregunta que todos nos hacemos. ¿Cómo escoger un buen Equipo? ¿Quién debe ser escogido para participar en ese Equipo?

Tenemos que observar al Líder más grande que  la Historia ya conoció, El Señor Jesús. Él no miro una multitud, escogió 12 hombres que impactaran su generación, excepto Judas, que era el hijo de perdición.

Cuando buscamos en el Equipo de Jesús, podemos hacer muchas conclusiones y por medio de ellas, tener la tranquilidad para escoger a nuestros 12 principales.

La primera actitud que debe ser observada es que Jesús escogió a sus 12 después de pasar una noche en oración. Todo debe ser llevado a Dios en oración. Dios siempre nos da la dirección a seguir. El gran problema es que muchas veces no estamos dispuestos a esperar en Dios.

Otra actitud de Jesús es que Él no escogió sus 12 basándose en posición social. Su grupo era muy mixto. Pedro era pescador, hombre iletrado, sin mucha cultura, en tanto que Mateo era cobrador de impuestos.

Creo que en la multitud de seguidores de Jesús habían personas de todas las clases sociales y culturales. Mas creo firmemente que Jesús escogió sus discípulos basándose en el corazón de honra que había en ellos.

Cuando escogemos un discípulo por causa de su capacidad oratoria y por su poder de agrupar personas a su lado, podemos tener decepciones grandes en el futuro, pues quien tiene un corazón de deshonra, con certeza, un día manifestará lo que tienen dentro de sí.

Necesitamos escudriñar el corazón de nuestros discípulos, pedir al Señor nuestro Dios que nos entregue sus corazones. Pues sólo un Equipo que ame al líder estará dispuesto a entregar su vida por una Visión.

Antes de “comprar” la visión de un líder, el Equipo ya “compró” al líder. Tal vez ese no sea el término más adecuado, pero lo que yo quiero expresar es que cuando los discípulos ya aceptaron su liderazgo, cuando ellos están a su lado es porque le aman. Eso hará de ustedes un Equipo que conquista de forma diferente de los demás.

Si alguien de su Equipo está con usted por cualquier otro  motivo  que no sea amor, ese discípulo ciertamente no está apto para formar parte de su Equipo de 12.

Lo que diferencia un Equipo de 12 excelentes de los demás equipos es el amor por el  líder y la unidad entre ellos.

La principal tarea de un líder no es apacentar a una multitud, pero sí  tener un Equipo y que se disponga a alimentarlo.

Cuando Jesús multiplicó los cinco panes y dos pequeños peces. Él dejó a sus discípulos para que ellos alimentasen la multitud. Jesús fue altamente estratégico, separando la multitud en grupos de 50 y dando a su Equipo la tarea de llevar hasta ellos el alimento.

Cuando nos concentramos en una multitud, nosotros mismos permitimos a  nuestro Equipo de 12 distanciarse. Cuando mantenemos a los 12 cerca y en cooperación al alimentarlos y en el pastoreo, al final terminamos por lograr  una multitud. Pues los mensajes, las estrategias, corren como un reguero de pólvora por toda la iglesia y la conquista se establece más rápidamente.

Haciéndolo así, tendremos 12 líderes que trabajarán por la estrategia. Mientras que solos no conseguiremos alcanzar todos los discípulos en la misma velocidad.

Es impresionante como la Visión funciona cuando actuamos a través de los 12.

La nueva Jerusalén tiene 12 puertas. La Visión Celular en el Modelo de los 12, los 12 de 1ª Generación son como las doce puertas de la Nueva Jerusalén. Es a través de ellos que el pueblo llega al Ministerio, a sus Generaciones y que conquistan las multitudes.

Los 12 son como los fundamentos de la ciudad, ellos necesitan ser bien entrenados y cuidados. No podemos permitir que un fundamento se derrumbe.

Cuando tenemos un comando que pasar a la iglesia lo hacemos a través de los 12, que lo pasan a sus 12, que pasan a sus 12… es así como todo el Ministerio se va fortaleciendo en una sola Visión de conquista.

Algo que también hemos aprendido es valorizar a nuestros discípulos, ellos son nuestro Equipo de primera línea, nuestra tropa élite. Hoy tenemos reuniones con los 12 de la 2ª Generación con el objetivo de desatarlos para una conquista sobrenatural. Podemos decir que tenemos 12 Equipos de 12. Sin perder el foco que nuestro Equipo principal son los 12 de la 1ª Generación.

Tengo plena  convicción de que si esta Visión es colocada en práctica, con el alma de la Visión, teniendo en cuenta que esa fue la manera con la cual Jesús administró su conquista, tendremos la mayor cosecha de todos los tiempos en nuestra generación.

De todo lo que analizamos aquí, podemos resumir en pocas palabras: Forme un Equipo de 12, valorícelos, entrénelos, cuide de ellos. Y usted tendrá la mayor conquista de su Ministerio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

http://sphotos-h.ak.fbcdn.net/hphotos-ak-ash4/260078_210953182274451_2957505_n.jpgCesar Baudilio Camachohttp://sphotos-h.ak.fbcdn.net/hphotos-ak-ash4/260078_210953182274451_2957505_n.jpghttp://maikomm.files.wordpress.com/2010/10/121blog.jpg?w=460&h=884 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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